CONFLICTO MAPUCHE EN CHILE ADQUIERE
YA DIMENSION PRACTICAMENTE NACIONAL


Por Rolando Arturo Leiva
22 Febrero 2001

 

Nota del Editor

 


Los Mapuches un Pueblo Guerrero

 

La Conquista Española en América del Sur, desde Mexico hasta el Cabo de Hornos,
ha dado origen -de acuerdo a lo informado por diversos autores- a un sinnúmero de
gestas, la mayoría gestas guerreras. Pero existe en particular un pueblo concreto de
América del Sur que ha sido individualizado por haber protagonizado su propia gesta
guerrera: se trata de los llamados “Mapuches” de Chile, que también extendieron su
territorio en parte después a las grandes llanuras de la Argentina.


Conocidos como uno de los más decididos guerreros de los que nunca se haya
tenido noticia, y grandes especialistas en aquello de la llamada “ciencia” o arte de
“lo militar”, los Mapuches van a constituir prácticamente el único pueblo de
Sudamérica en caracterizarse por un hecho que resulta casi absolutamente sin
precedentes: haber logrado frenar e impedir la Conquista Española de su territorio.
Incluso todavía más allá de aquello, los Mapuches van a lograr, además, ser
capaces de contragolpear y pasar a la ofensiva, en una guerra ininterrumpida a
través de siglos enteros.


Tan evidente resulta lo anterior, como lo comprueba el hecho siguiente: en el siglo
XVI, habiendo llegado los españoles el año 1540 a ese territorio austral de
Sudamérica, apenas 13 años después, es decir, en 1553, los Mapuches van a llegar
a capturar vivo y ejecutar después al mismo Gobernador español, el primer
Conquistador de Chile, Capitán Pedro de Valdivia. Toda esa historia, mexclada
desde luego con la leyenda, hará acreedores a los Mapuches a uno de los pocos
poemas épicos o canción de gesta dirigido a un pueblo indígena sudamericano, “La
Araucana” publicado en 1560 y que alcanzó cierta fama en Europa. El nombre hace
referencia a que los Mapuches, también fueron conocidos en esos tiempos bajo el
término de “Los Araucanos”.


Pero, sin embargo, después de esa fecha, los Mapuches van a continuar
nuevamente haciéndose afamados por otros hechos de armas adicionales. El año
1600 ocurrirá finalmente la situación más espectacular que podría pensarse,
cuando logren “liberar” ya en forma definitiva su territorio, desalojando de él a los
españoles. Adquirirán innegablemente, a partir de ese instante, una cierta
superioridad militar o estratégica, lograda, sobre todo, en base a haber incorporado
el caballo -que traían los europeos-, y aprendiendo a combatir con aquel en forma
inigualda, precediendo con eso, en dos siglos, a los pueblos de las grandes
praderas norteamericanas. Al final, la guerra conducirá a que, delante al territorio
Mapuche de Chile, se llegue a fijar una “Frontera”, donde españoles y indígenas
tendrán una línea militar en medio que los separa. Pero, entonces, aquella
Frontera será el teatro donde se continuarán practicando formas de guerra
sangrientas y despiadadas, consistentes en razzias a caballo, devastación material,
captura de rehenes, guerra de “partidas” sin mando que buscan apoderarse de
botines y esclavos, y que fuera realizada por ambas partes. Los Mapuches al final,
van a conseguir volverse prácticamenbte invulnerables.


A continuación, el año 1810, estalla el movimiento de Independencia de Chile -
así como en otras colonias españolas de América- y años después, a consecuencias
de lo anterior, la guerra va a ser conducida otra vez a las provincias indígenas,
reencendiéndose nuevamente y con fuerza renovada el conflicto Mapuche.
Consolidado ya el nuevo Estado republicano de Chile -en todo ese territorio de la
costa occidental de Sud América-, se decidirá finalmente poner en práctica la
ocupación definitiva del territorio indígen a partir de 1860, lo que no se había
conseguido realizar por siglos. Y entonces, a partir de ese instante, pasará a ser
teatro también la región de un cuadro muy semejante al que ocurriera durante el
avance hacia el far west norteamericano, -realizado en los EEUU justamente por
aquella época-, es decir, una guerra de incursiones contra los indígenas usando
soldados de caballería, utilización devastante -para el tipo de guerra que se había
practicado anteriormente en la región- de las nuevas armas producidas a partir de la
industrialización, especialmente la carabina de repetición Winchester y el revolver
Colt, conjuntamente con la “caza al indio”, la tentativa de imposibilitar el
asentamiento indígena mismo, la persecución de las familias indígenas al mismo
tiempo que los combatientes, etc.etc.


Sin embargo, también aquí lograrán igualmente los Mapuches responder en parte,
empleando a veces de la misma manera armamentos capturados que los harán
disponer de sus propias armas de fuego, y que otra vez sabrán emplear
magistralmente en la guerra a caballo. El territorio Mapuche no logrará finalmente
resistir como un todo a la enorme presión militar y caerá bajo ocupación definitiva, la
que dura hasta hoy.


No obstante, tampoco se podría afirmar que estos verdaderos guerreros de acero
hayan sido vencidos del todo. En base a esa heroicidad de que hicieron gala a
través de la Historia, conseguirán pactar condiciones que tendrán ciertamente
significación hoy en día, por ejemplo, que se les reconozcan títulos de dominio
sobre una parte bastante considerable de sus tierras anteriores y así podrán
empezar a susbsistir medianamente, adoptando a partir de ese instante -fines del
siglo 19- la condición fundamentalmente de campesinos al nivel de pequeños
propietarios agrícolas. Nunca ya, a partir de esa fecha, el conflicto con los
Mapuches se reencenderá con la fuerza de antaño. Aunque no van a faltar tampoco
episodios violentos ejecutados en su contra, tratando ahora de hacer escarmentar
“a los indios”, término que habrá ya adquirido una connotación peyorativa.
Solamente, hace aproximadamente 5 años atrás, en Chile, han comenzado
lentamente a advertirse el aparecimiento sorpresivo de algunas formas de
movilización indígena y que han dado lugar a lo que hoy se denomina “movimiento
mapuche”, y que empezarán a crecer, alcanzando al presente un nivel de conflicto
en Chile como no se había conocido desde al menos 100 años atrás.
Para conocer y explorar entonces en este nuevo “Ciclo” que están viviendo los
Mapuches, el autor, en el siguiente artículo, va a analizar y explicar algunas de las
complejidades y a veces tecnicismos, que rodean la nueva situación por la que
están atravesando hoy los Mapuches y que resultan imprecindibles de conocer para
entender la nueva fase que vive este pueblo, los Mapuches, a los que, sin duda, se
debiera considerar casi como un “pueblo por excepción”, dentro de las etnías
indígenas de Sud América.-


Introduccion


Ubicado en una de las regiones más australes del mundo, Chile resulta ser hoy el
escenario de un conflicto de raíces étnicas que hubiera sido impensable en alguna
otra época inmediatamente anterior. Los actores principales del mismo resultan ser
los Mapuche, la Etnía principal del país. Característica principal de esta Etnía, ha
sido su capacidad de mantenerse en conflicto por largos períodos de la Historia, sin
perjuicio de su capacidad de vivir por otros largos períodos en situación de
convivencia pacífica. Pero, un conflicto con los Mapuche, a la escala que ha
empezado a darse ahora, no se había presentado en Chile desde hacía al menos
100 años atrás.


El Escenario y la Historia

 

Chile resulta ser uno de los países más australes del mundo. Su territorio se
extiende como un estrecho borde o corredor colgando sobre el Océano Pacífico, a
lo largo de más de 4 mil kilómetros. Tal extensión, constituye casi la mitad de la
costa occidental del Continente Sudamericano. El territorio habitado en Chile, entre
la Cordillera de los Andes y el Océano Pacífico, comprende valles templados muy
fértiles, bajo el amparo de un clima benigno y que hace característicos de Chile los
cultivos de exportación de excelencia de tipo mediterráneos, especialmente la vid -y
por ende los vinos-, las frutas y las hortalizas. Casi justo al centro de esta larga
franja de trerritorio, se instala la capital del país, que es Santiago, asentada
precisamente en el plano de un valle y con los altos picachos de la Cordillera
nevada a la vista. Unos 500 kilómetros más al sur, el clima se enfría ya un tanto,
volviéndose más lluvioso y dando lugar a la que fuera una exhuberante vegetación
templada húmeda. A partir de este punto, se situaba, históricamente la región de los
indígenas Mapuche, que se extendía por otros 500 km más al sur, después de lo
cual, se restablecía la continuidad del país, que se encontró la mayor parte del
tiempo interrumpida por aquella región.


Los españoles o Conquistadores, -que llegarían a esa región de Sudamérica a
mediados del siglo 16-, nunca lograrían ocupar plenamente tal territorio y las fuentes
de la época dan cuenta de haberse transformado la región en una permanente
“quebradero de cabeza” para la Corona de España. Los indígenas tampocon
dejarían en ningún momento de hacer resistencia, fundamentando aquella
principalmente en el copiar las tácticas militares de los europeos, en apropiarse de
su armamento y en hacer uso, sobre todo del caballo como arma de guerra, ejemplo
que seguirían, unos dos siglos después, sus hermanos de las praderas de
Norteamérica, volviéndose de tal manera maestros en el arte de montar y combatir
a caballo. A fin de zanjar de una vez la cuestión, España, prácticamente desistiría de
ocupar esos territorios, siendo que ellos cortaban el país en dos y obligaban a
realizar el transporte entre las provincias centrales y las más australes, solamente
por mar. La nueva República de Chile, ya independiente de España, que nace a
contar de 1820, se encontraría así, frente al original problema de tener que tratar
ahora con indígenas poseedores de un territorio casi independiente. Solamente
hacia 1860, utilizando recursos militares muy superiores y dando lugar a episodios
que hacen recordar también en algo el far west norteamericano, se produjo
finalmente el avance militar definititivo hacia el territorio indígena o Mapuche, que
tardaría sin embargo más de veinte largos años en completarse y durante el cual se
vivirían en algunos instantes pasajes de guerra abierta.


La Cuestión de la Tierra


El problema del derecho legal a la ocupación de esos territorios, daría lugar a una
aguda discusión en la época, desde el momento que, -como resultado de la
ocupación militar- no se había llegado a producir verdaderamente la expulsión de
los indígenas de aquellos, ni tampoco se habían expoliado completamente sus
tierras, de la misma manera como propiamente el exterminio de indígenas sería
algo más bien excepcional en vez de haber sido la regla. La discusión y las
decisiones tomadas a nivel del Estado en esos años del siglo 19, conducirían,
entonces, a la decisión de emplear una figura legal especial en la región, tanto para
la tierra indígena como no indígena -y que en términos generales produciría un
principio de acuerdo entre las partes-, aunque no evitaría completamente que se
produjeran después diversos litigios. Sin embargo, tal figura legal crearía, de todas
maneras, a la larga, una situación de excepcionalidad en el sistema la tenencia de
la tierra en la región y que ha pasado a ser, precisamente, el tema que viene a
resurgir ahora, con especial fuerza en los conflictos actuales.
En lo sustancial, esta situación de excepcionalidad, consistió en la entrega de un
Título de Propiedad colectivo a los indígenas, lo que constituye ya una rareza en
cualquier legislación de los tiempos modernos. Dentro de él, quedaba incluído,
formando parte y recibiendo la tierra, conjuntamente, un cierto número de familias
indígenas, que se hacían representar por un jefe, viniendo a ser el nombre del
jefe, el que daba a su vez nombre a todo el conjunto-, jefe denominado Cacique,
o en su lengua, Longkó, siendo todo este conjunto de personas lo que hoy día
antropológicamente se entiende por un Linaje y el jefe correspondiente de aquel.
En cambio, si la entrega de títulos de propiedad de la tierra hubiera sido realizada en
forma individual o por familias nucleares, diversos fenómenos que ocurrirían con
posterioridad en el tiempo, tales como la pobreza rural, la aculturación, la migración
a las ciudades, la presión económica sobre las tierras indígenas, etc., hubiera
acabado al presente sin lugar a dudas finalmente con los indígenas. Pero siendo el
título de propiedad colectivo, los indígenas tuvieron entonces una base para
mantener entre sí un vínculo de unión también especial que los hacía existir como
una entidad colectiva. Usando de esta base, han logrado reaccionar ahora,
entonces, con una fuerza sorprendente e inesperada.


La raiz de un conflicto


El régimen autoritario que gobernara a Chile casi 17 años a partir de 1973,
comandado por el general Pinochet, sometería también a duras presiones a las así
llamadas Comunidades indigenas. Estas no vienen a ser una “Comunidad” en el
sentido estricto de la palabra, pues en su interior sí tiene plena vigencia la propiedad
individual. Ni tampoco existen bienes que se posean en forma común. Pero sí son
en cambio Comunidad, por poseer un título de propiedad colectivo. El régimen
militar, autorizaría, entonces, la ruptura del titulo de propiedad colectivo, permitiendo
la disociación y demarcación de la propiedad individual de aquel, lo cual estaba
prohibido por la ley anterior, por estimar que aquello iba a conducir
indefectiblemente, a la venta de tierras en forma individual, tal como efectivamente
llegó a suceder. Se calcula, así, que en los 17 años de régimen autoritario, los
indígenas perderían alrededor de 300 mil hectáreas de tierras, lo que constituye sin
duda el antecedente inmediato que ha precipitado la crisis actual.


Por otra parte, tratando de responder a esa acción del régimen militar, los indígenas
tratarían de alinearse políticamente al lado de los sectores opositores al régimen de
Pinochet, sectores que iniciarían el proceso de transicion demócrática de Chile a
partir de año 1990, creando los llamados Gobiernos de la Concertacion y cuyos
Presidentes han sido Alwin, Frei Ruiz-Tagle y el actual Presidente Gustavo Lagos,
socialista. Un grupo de organizaciones indígenas, a las que en su conjunto se da
hoy el nombre de “Movimiento Mapuche” lograría, entonces, a fines de los años 80,
forjar un acuerdo con estos partidos políticos de la Concertación, y que fue
conocido como el “Pacto de Nueva Imperial”. Una vez que esos partidos fueran
gobierno, este pacto consuciría a la dictación de una Ley Indígena especial, la ley
19.253, mediante la cual se estipuló la creación de una institucion con
características propias, la CONADI, Corporacion de Asuntos Indígenas, fundada en
1993. La premisa implícita en este Acuerdo era que el nuevo gobierno democrático
encararía los problemas Mapuche, teniendo en cuenta ahora las posiciones
sustentadas por las organizaciones indígenas, las cuales, a partir de ese momento,
iban a quedar representadas también en el Consejo de la CONADI.
Al presente, todo este tipo de acuerdos se considera ya ambivalente. Ha sido
denunciado por los indígenas, y en general se estima que dicho pacto se encuentra
roto y ya prácticamente no tiene vigencia política.


Quienes son los Mapuche


En el clima de extremo sensibilizamiento de la opinión pública a que ha llegado el
problema, la misma palabra indígena pudiera ser considerada eufemística
actualmente en Chile. Sin embargo, el Censo nacional de 1992 establecería la
existencia en ese país de la importante cifra de un millón de personas con atributos
-especialmente lingüísticos- para ser considerados como miembros de la etnía
Mapuche, esto es, alrededor de un 10% de la población general de Chile, cifra que,
desde esa fecha al presente, se debe haber incrementado en unas 200 mil
personas más. Alrededor del 50% de esta población permanece en el campo, -
amparada en los ya mencionados títulos de propiedad colectivos-, en las así
llamadas Comunidades o Radicaciones, nombre este último que corresponde a su
definición legal más precisa. El resto, vive como migrantes en las ciudades
principales del país, y un porcentaje significativo ha llegado a obtener formación
universitaria completa o tenido acceso a profesiones liberales o se encuentran en el
extranjero. Existe también un porcentaje de esta última población, viviendo en las
provincias adyacentes de Neuquén y Rio Negro, en el país vecino que es Argentina.
En otro sentido, los Mapuche no se distinguen por atuendos especiales y son en su
gran mayoría bilingües, es decir, mantienen completamente el uso de su lengua
propia, hablando también español. Pero otras tradiciones culturales no faltan y
tienen amplia vigencia, como la práctica de la medicina chamánica, -
donde sí cuentan con una figura que emplea atuendos especiales en determinadas
ocasiones-, y ceremonias religiosas, junto a otras prácticas que se realizan más o
menos en forma encubierta.


Globalización y Ambigüedad Democrática como
Detonantes


A principio de los años 1990, Chile se integra plenamente a los procesos de
globalización que se estaban generalizando en el mundo, y adquiere la situación de
uno de los países considerados de mayor crecimiento económico. Esto va a generar
todavía una mayor velocidad de los procesos de modernización y originará también
presiones sobre las Comunidades Mapuche, en las cuales se va a introducir ahora
un factor que no había estado presente en ninguno de los conflictos anteriores: las
Compañías Forestales. Diversas Compañías de este rubro, en efecto, van a adquirir
concesiones de tierras, en terrenos no propiamente de las Comunidades indígenas,
pero sí que estaban relamados por ellas, y que eran consideradas tierras por el
momento en litigio. Como señala un autor, Vergara -miembro de un importante grupo
de intelectuales y cientistas sociales chilenos indigenistas- “los intentos de parte de
comunidades mapuches de obtener una respuesta satisfatoria a sus demandas
habían sido infructuosos, generándose un proceso de empobrecimiento económico
y de los recursos materiales dentro de ellos”. A tal cosa -continúa el mismo autorhabía
contribuído en las últimas decadas “la política estatal de fomento forestal que
ha permitido su instalación y crecimiento en zonas mapuches de compañías
forestales en desmedro de la situación indígena. Esto explica el vigor y la
profundidad del problema”.


En efecto, después de 1973, -fecha del derrocamiento del régimen constitucional en
Chile-, diversas instituciones de tipo rural, de propiedad del Estado, habían
procedido a rematar grandes extensiones de tierras pertenecientes al patrimonio de
aquel. Como señala,entonces el autor Raul Molina, en un documento del año 2000,
estas extensiones “pasaron a dominio de empresas forestales que en pocos años
lograron adquirir grandes extensiones de terreno dispuestas para el mono cultivo del
pino insigne”.


La que llegaría a transformarse en la empresa forestal mas importante, sería la
Forestal Mininco. Ella tendría a su cargo la expansión de las plantaciones forestales
para abastecer a Celulosa Laja, -una gran productora de la materia prima para el
papel- y empezaría entonces a operar en diversas regiones, hasta llegar a
acumular un patrimonio territorial superior a las 200 mil hectáreas.
Con ello, la propiedad indígena pasaría así en realidad a transformarse a partir de
ese instante, entonces, en un freno al proceso de expansión forestal. Como tales
tierras adquirieron la condición de las únicas que no habían podido ser adquiridas,
las zonas indígenas pasaron pues a volverse a continuación en islas rodeadas de
fundos -modo como se denomina en Chile a las grandes propiedades unipersonalesplantados
con una sola especie: el pino. Y, a partir de ese momento, tal vecindad
empezaría a volverse conflictiva. A ello se agregarían después razones ecológicas -
ya que la extensión plantada con un monocultivo empezó a alterar el ecosistema. De
tal manera, como las tierras en que las empresas forestales se habían asentado
constituían terrenos que habían pertenecido a los Mapuche y era reclamados por
ellos desde hacía largo tiempo, se comenzarían a producir acciones de
reivindicación de esas tierras por las Comunidades Mapuche de las proximidades o
la vecindad, traducidas en ocupación física de las mismas, y que muy pronto
conducirían a enfrentamientos entre Comuneros Mapuche y guardias forestales
primero, y la policía militarizada después.


A este panorama se agregaría a continuación el hecho que una buena parte de la
legislación que había sido pactada entre los sucesivos gobiernos democráticos de la
Concertación y los Mapuche, no lograría obtener la aprobación del Parlamento,
especialmente el punto clave de la ratificación del Convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) relativo a los derechos de los pueblos indígenas,
colocando a Chile en una situación de excepcionalidad en el mundo en este
sentido.


Y finalmente, como denuncia otro autor, Alwin, los gobiernos democráticos de la
Concertación terminarían amparando “la apropiación por no indígenas de recursos
mineros, de las aguas y de otros recursos naturales que se encuentran en tierra
indígenas o en tierras colindantes con ellas, amparadas por cuerpos jurídicos tales
como el Código de Aguas, el Código Minero, la Ley de Pesca y un total de 1357
concesiones mineras de las cuales 144 se encontraban especificamente dentro de
Comunidades Mapuches”.


El Recurso de la Acción Directa


A mediados del mes de octubre de 1998, en la zona de Temulemu, Traiguén, un
grupo de personas encapuchadas, presumiblemente Mapuche, atacaría dos
camionetas de la empresa Forestal Mininco, agrediendo a sus ocupantes.
Unánimemente se considera hoy que este incidente marcaría la señal para del inicio
del conflicto en una forma generalizada. A partir del mismo, la prensa y la TV
chilenas empezarían a brindar un gran espacio al problema Mapuche en esta
región. Después, la aparición sucesiva de nuevos episodios de conflicto,
especialmente entre Mapuche y empresas forestales, haría todavía aumentar la
dimensión pública del problema, otorgándosele a este características
espectaculares, donde participarían los medios de comunicación, la opinión pública,
el propio gobierno y a las organizaciones indígenas.
En medio de un clima de gran agitación pública, una parte de la prensa tomaría
además fuerte partido en contra de los Mapuche, denunciando la existencia de
“terroristas”, de “implicación extranjera”, de “rebelión étnica” y propósitos
“secesionistas”.


Durante todo el año 1999, un autor, Foerster, estima en no menos de 50 a las
Comunidades que estaban participando en la ocupación de terrenos, afectando
tales acciones en un 53%, a las tierras de las empresas forestales Mininco y
Bosques Arauco; un 37% a particulares; y sólo en un pequeño porcentaje de un
4,39%, a tierras del Estado.


Sin embargo, la situación adquiriría rápidamente características de confrontación.
Un autor Mapuche denunciaría, por ejemplo, en un libro, “las caravanas de
camiones madereros custodiados por policías armados, el volar raso de helicópteros
policiales, los allanamientos policiales a las reducciones mapuches, las detenciones
de campesinos mapuches y el control del libre tránsito entre Lumaco y Traiguén”
A su vez, las movilizaciones Mapuche, señala otro autor no se limitarían en su
lucha contra las empresas forestales- a la toma de fundos, pertenecientes a
aquellas: “también se ocuparían caminos, cortado algunos puentes, quemado
maquinarias y atacado campamentos de trabajadores forestales, siendo la respuesta
del gobierno a menudo la represión”.


El Movimiento Mapuche


Como fuera ya tradicional en la historia de este pueblo, el movimiento Mapuche no
forma tampoco ahora un solo frente de lucha. Numerosas organizaciones, a veces
divididas por una profunda enemistad entre sí, van a actúar sin aparente vinculación
unas con otras, pero llegarán a producir en la práctica, sin embargo, la impresión
como si se tratara de una acción coordinada. Los Mapuche se caracterizarían, en
efecto, a menudo, por el hecho de tratar de enfrentar un enemigo exterior a partir del
principio de actuar desunidos. Quizás sea uno de los recursos más
desconcertantes del modo de actuar de este pueblo.


Por lo general, se considera actualmente que son 7 las organizaciones Mapuche
que están teniendo el rol más significativo en las movilizaciones actuales. Ellas son
las siguientes:


- La Coordinadora de Comunidades en Conflicto Arauko-Malleko;
- La Asociación Comunal Ñancucheu de Lumaco;
- la Identidad Territorial Lavkenche;
- el Aukiñ Wallmapu Regulam - Consejo de Todas las Tierras;
- la Organizacion AdMapu ;
- la Proclama de Temuco; y
-la propuesta del diputado por Temuco Francisco Huenchumilla.


Descontando las posiciones ampliamente divergentes que mantienen estas
organizaciones unas con otras, algunos puntos o reclamaciones que van a
mantener sin embargo en común son, por ejemplo: su petición de reconocimiento, a
través de la Constitución, de constituir un pueblo distinto, y en algunos casos, su
petición de reconocimiento como Nación Mapuche también distinta; a continuación,
la petición de un régimen politico de autonomía; tercero, la obtención de una
representación política propia; y finalmente, la solicitud de aprobación por parte del
Estado chileno de convenios internacionales, especialmente la ley 169 de la OIT.


Enero 2001, un Mes Explosivo


Los comienzos de este año, 2001, marcarán ya la entrada de lleno de Chile a un
conflicto de raíz étnica a gran escala. Los diversos hechos ocurridos, se extenderán
a a lo largo y ancho de un territorio de alrededor de 500 kilómetros, indicando que
los enfrentamientos se encuentran ya al borde de conducir a una militarización del
conflicto.


Así, por ejemplo, el dia 3 de enero un grupo de Mapuche, protestando contra la
construcción de una represa en la zona cordillerana ocuparían por la fuerza una
oficina de aquella. Ya al día siguiente, a pocos kilómetros de la ciudad de Temuco -
considerada la capital de la región-, sería incendiada maquinaria de construcción. El
día 7 del mismo mes, una violenta accion de Mapuche enmascarados, obligaría a
hospitalizar a 7 guardias forestales de la zona de Collipulli, 300 km al norte de la
ciudad mencionada anteriormente. Unos días después, informaciones de
inteligencia militar, conducen en la costa de esta región, a unos 100 km de
distancia, a grandes despliegues policiales para prevenir nuevas ocupaciones de
tierras. El día 14 de este mes, ocurrirá un ataque, aunque sin el empleo de armas
de fuego, contra un convoi de camiones madereros que avanzaban con escolta y
protección policial. Ese mismo día, tres nuevos fundos, son tomados en otros
puntos distantes. Al día siguiente, 4 Mapuche serían detenidos y procesados por una
ley antisubversiva. Pero dos días despues, se produciría otro violento desalojo
policial de propiedades tomadas. Un día después, era ya calculado en 500 el
numero de Comunidades en conflicto, al tiempo que otro grupo Mapuche ocupaba
la embajada de Holanda en la capital, Santiago de Chile.


La retórica alcanzaría al mismo tiempo niveles de violencia verbal inusitados y
deconocidos en Chile, prácticamente desde la instauración de la paz en el territorio
Mapuche, a partir de los últimos 15 años del siglo 19. El 31 de enero, un documento
difundido por el movimiento Identidad Territorial Mapuche-Lavkenche de Arauko
afirmaría que una cierta cantidad n de Comunidades había iniciado un número de
“ocupaciones irreversibles” de tierras, al tiempo que otro comunicado se dirigiría a
continuación al BID, (Banco Intearamericano de Desarrollo) el 3 de febrero de
presente, solicitando un bloqueo a los préstamos al gobierno chileno, denunciado
que “en los últimos meses las autoridades gubernamentales han desatado la
represión contra la comunidades mapuches, y ancianos mujeres y niños, han sido
las victimas privilegiadas de las fuerzas policiales y las bandas armadas de las
compañías forestales”. Agregaba el comunicado que “con mucha pena hemos visto
los camiones cargados de Mapuches camino a las cárceles, y las fuerzas policiales,
actuando conjuntamente con las bandas armadas de las compañías forestales,
entran disparando balas de guerra, bombas lacrimógenas a las comunidades y
destruyen sembrados y roban herramientas y animales domésticos”.
Es de esta manera, entonces, como Chile, -un país en el cual muchos valores de
su identidad nacional están ligados a figuras Mapuche, aquellas que llegaron a
tener figuración en la Historia , -donde por ejemplo buques de su armada de
guerra y regimientos militares han sido bautizados con nombres Mapuche-, y
donde se encuentran con frecuencia adornando las plazas públicas monumentos a
figuras Mapuche que llegaron a tener figuración en la Historia -, parece así
atrapado entre las exigencias de la globalización por un lado, y un gobierno
socialista con política neo-liberal por otro, mientras el pais contempla atónito su
precipitación en un conflicto étnico inesperado y que nunca se llegó a prever. Al
tiempo que el Movimiento Mapuche crece por su parte en radicalización, crecen
también los llamados a ejercer la autodefensa contra los excesos de los Mapuche
por parte de agricultores y Compañías Forestales, frente a la presencia de un
Estado a todas luces desconcertado, las cuales, con toda seguridad, serán las
variables que van a definir a futuro la evolución de este importante conflicto.-


RAL
Heidelberg, Alemania
22 febrero 2001


(UNA VERSIÓN DE ESTE ARTÍCULO FUE PUBLICADA TRADUCIDO AL POLACO
EN UN PERIÓDICO DE VARSOVIA)