Situación por países. Alemania.

DIVERSAS PRESIONES ENFRENTA ANGELA

MERKEL POR PARTE DEL SECTOR

ENERGÉTICO

 

Por Rolando Arturo Leiva

9 agosto 2007

 

(Berlín, Alemania) - Las diversas presiones y el poder que algunos estiman por

encima de lo normal alcanzado por las empresas del sector energético en Alemania,

parecían haber hecho desistir a la actual Canciller de Alemania, Angela Merkel, de

llevar a cabo su política sobre el cambio climático, que era una de las piedras

angulares de su Política en general, tal como se comentaba en diversos círculos

próximos al gobierno de Berlín y a las empresas del sector energético.

La actual canciller de Alemania se mostraba tan comprometida con su Política

respecto al cambio climático, que se estimaba que ello había logrado hacer impacto

incluso en el Presidente norteamericano George W. Bush, durante la reciente

reunión del G8 celebrada en Alemania, llevándolo a considerar de otra manera o

más a fondo esta cuestión.

 

En lo fundamental, la actual Canciller de Alemania había elaborado los principios de

una Política energética cuyos objetivos eran reducir la emisión de los gases green

house en un 40% hacia el año 2020, obtener un incremento de un 3% anual de

eficiencia en el ector energético y expandir las fuentes de energía renovables.

Los sectores de la industria alemana energética que habían sido citados por Angela

Merkel para darles a conocer los aspectos centrales de esta Política, expresarían sin

embargo su disconformidad con la misma, llegando a acusar, el jefe ejecutivo de la

BSAF, Jürgen Hambrecht, a Angela Merkel, de intentar a través de esta Política

“desindustrializar” a Alemania.

 

Las empresas del sector energético en Alemania han merecido críticas tanto de

dentro como de fuera del país, ya sea por el grado en que han llegado a dominar el

mercado, por su intensa capacidad de efectuar lobyying frente a sectores políticos y

por el dominio de todas las ramas de su sector económico que realizan, lo que las

transforma en empresas interconectadas y entrelazadas con numerosas otras.

Los vínculos de la industria del sector con medios políticos, ha sido destacada, por

ejemplo, en relación al gobierno anterior de Gerhard Schröder, en el cual, tres

figuras prominentes de su gobierno y secretarios de Estado, pasaron a ocupar

puestos altos de la industria del sector energético al momento de dejar el gobierno.

En la actualidad, dominan el mercado en una proporción cercana al 70% empresas

como EON AG de Düsseldorf, la RWE de energía solar, EnBW de automatización y

la empresa de origen sueco Vattenfall. La mayoría de estas empresas fueron

originalmente de propiedad estatal, pero en la actualidad se encuentran privatizadas,

lo que no ha hecho disminuir su influencia. La mayoría se entrecruzan y extienden

su propiedad a otras empresas, sean del sector energético o no, a los servicios

municipales, son propietarias a la vez de empresas regionales, y propietarias de las

redes de distribución de gas natural y electricidad.

 

Tal tipo de propiedad, extendida a tantas ramas ha sido también objeto de críticas

internacionales e internas. La Agencia Internacional de Energía, localizada en Paris,

declararía, por ejemplo, que un tipo de propiedad semejante, extendida a todos los

niveles y que ejerce un número determinado de empresa, estaba afectando la

competencia y la eficacia de la economía alemana.

 

Por su parte, la Comisión Europea ha llamado en diversas ocasiones a que se

separen los vínculos existentes entre empresas centrales y subsidiarias del sector

en Alemania, y se separen también sus ramas de distribución, transporte y

almacenamiento, para permitir que otros sectores económicos puedan tener también

acceso al mercado.

 

Este tipo de peticiones ha sido, sin embargo, denegadas por el gobierno de Angela

Merkel. El ministro de economía, haría por ejemplo presente durante una reunión

interministerial europea del sector, que el actual gobierno se oponía a la Política de

que se corten los vínculos entre empresas centrales y subsidiarias interconectadas

del sector.

 

De acuerdo a diversas estimaciones, se criticaba también, como consecuencia de lo

anterior, que Alemania constituya el país que mantiene el precio más alto del gas

en el mundo para los consumidores industriales y el tercer país en carestía para los

dueños de casa. De la misma manera, ha sido objeto de críticas que en el nuevo

“Programa Integrado Ambiente/Energía”, cuyo objetivo es expresar el pensamiento

central del gobierno Merkel en torno a esta materia, hayan sido gravados los

consumidores en un centavo de Euro por kilowat de gas y electricidad, y en cambio,

las compañías energéticas no hayan realizado ninguna contribución al Programa.

 

Rolando Arturo Leiva

Berlín, Alemania

9 agosto 2007

 

(Una versión de este artículo fue publicada en el Sitio Web InterEuropaReporte año 2007)