Miscelánea Europea
NO RATIFICACIÓN RUSA DE TRATADO
SOBRE FUERZAS CONVENCIONALES
Por Rolando Arturo Leiva
22 agosto 2007
Heidelberg, (Alemania) - En una medida que a juicio de diversos sectores viene a
demostrar el empeoramiento acaecido de las relaciones entre Rusia y el Occidente,
Rusia, a través de un anuncio oficial, dejó de suscribir el Tratado sobre fuerzas
convencionales en Europa (TFCE) suscrito en 1990, y que se consideraba al
presente como un elemento central de la situación europea de seguridad.
El Tratado había sido negociado entre la OTAN (NATO) y los países pertenecientes
en ese entonces al Pacto de Varsovia, siendo firmado en 1990 y puesto en práctica
a partir del año 1992. Su función principal era limitar el número de fuerzas militares
estacionadas en diversos países y áreas geográficas, estableciendo límites para el
número de armas ofensivas que debía tener cada parte, especialmente en fuerzas
blindadas, fuerzas aéreas, artillería, etc., poniendo también límites al desplazamiento
de fuerzas y maniobras que cada parte podía realizar dentro de los límites de su
territorio.
El Pacto o Tratado había sufrido también una revisión el año 1992, la cual había sido
ratificada por Rusia, pero no así por el resto de los países de la OTAN (NATO), que
se habían quejado que el desplazamiento que en esos momentos ocurría de fuerzas
militares de aquel país a las pequeñas áreas étnicamente rusas de Georgia y
Moldavia, violaban algunas cláusulas del Tratado.
La no ratificación por los Estados Unidos de otro Tratado fundamental para la
seguridad europea, como era el Tratado Anti Misil de 1992, había sido también
esgrimida por la parte rusa como una muestra de su no obligatoriedad de ratificar el
primer Tratado.
Si bien en gran medida las cláusulas y disposiciones del Tratado sobre fuerzas
convencionales resultan ya completamente anticuadas en relación a la situación de
seguridad vigente actualmente, su no ratificación tiene importancia dentro del
contexto de la seguridad europea, y especialmente después de estar a menos de
una semana de la reunión entre Vladimir Putin y George W. Bush, que había sido
considerada un medio para resolver diferencias.
Aparte del hecho de la no ratificación por la OTAN (NATO) del Tratado en 1999,
Rusia había ligado su ratificación del mismo a la no colocación de un escudo
norteamericano anti misil en Polonia y la República Checa, a lo cual Rusia se ha
venido negando en forma cada vez más categórica.
También la parte rusa argumenta que las actuales Repúblicas Bálticas no se hicieron
parte de la firma del Tratado en 1992, pero sin embargo la OTAN (NATO) ha
estacionado fuerzas militares en esos países, violando las cláusulas del acuerdo.
A juicio de diversos observadores de dentro y fuera de Europa, Rusia estaría
tratando de demostrar a través de esta medida que si los EEUU han declarado tener
el derecho a actuar a nombre de su interés nacional, Rusia entonces también está
en condiciones de hacerlo.
A juicio de un portavoz de la OTAN (NATO) en Europa, la medida rusa sin embargo
ha sido “muy lamentada”, pues el Tratado representaba “una piedra angular de la
seguridad europea”.
EL decreto de suspensión de la aplicación del Tratado, firmado por el Presidente de
Rusia Vladimir Putin el 14 de julio pasado, no significa sin embargo un abandono
completo, o la dejación de lado del mismo, lo cual requiere de una notificación
oficial a las partes.
De acuerdo a fuentes norteamericanas, la no ratificación rusa tendría menos que ver
con algún incumplimiento de las cláusulas de aquel, que con “un amplio intento
realizado por Putin para reafirmar la posición de Rusia en el mundo y dar una buena
imagen de su liderazgo con vistas a la elección presidencial en la primavera del
2008”, según escribe el diario norteamericano en Europa, INTERNATIONAL
HERALD TRIBUNE.
No se considera por último, que la no ratificación de este Tratado sobre Fuerzas
Convencionales afecte en lo inmediato la seguridad de la OTAN (NATO), sino podría
permitir por ejemplo a Rusia movilizar fuerzas blindadas en gran cantidad a las
fronteras de Georgia o de los países bálticos en caso de ocurrir una crisis.
Fuentes norteamericanas ahora oficiales, han señalado por último, que consideran
“muy desafortunado” que los rusos hayan dado ese paso, desde el momento que
“estábamos preparados para tratar todos los asuntos pendientes con ellos”.-
Rolando Arturo Leiva
Heidelberg, Alemania
22 agosto 2007
(Una versión de este artículo fue publicada en el Sitio Web InterEuropaReporte año 2007)