ANGELA MERKEL OCUPARÁ EI CARGO DE
PRESIDENTE DE LA CDU EN ALEMANIA
Por Rolando Arturo Leiva
26 de marzo 2000
Heidelberg (Alemania) - La nueva Presidente de la CDU en Alemania (Unión
Demócrata Cristiana) responde al nombre de Angela Merkel. Con su nominación,
este ya vapuleado partido -y que actualmente se encuentra en la oposición al
gobierno de Schroeder- pone fin a la larga cadena de interrogantes, acerca de quién
sería el líder que finalmente sucediera la Presidencia, dejada vacante, primero, por
Helmut Kohl, y luego por Wolfang Schäuble.
De esta manera, todos los así llamados ”delfines” del eterno canciller Helmut Kohl,
tales como el mismo Schäuble, Völker Ruhe, Koch, etc, estarían siendo dejados de
lado como potenciales sucesores de aquel, arrastrados por la maquinaria de la crisis,
con ribetes de escándalo, que sacude a la CDU, ya desde noviembre del año
pasado.
Es cierto que Angela Merkel resulta y era considerada también como una ”delfina”
del ex canciller. Sin embargo, fue en su célebre debate o tribuna pública organizada
por el Frankfurter Allgemeine Zeitung a fines de diciembre del año pasado, cuando
rompió públicamente con el ex canciller, dando lugar a un episodio que calificó la
prensa alemana como haber ella realizado ”la muerte del padre”. También es cierto
que lo anterior sucedió recién a fines de diciembre del año pasado, cuando el
prestigio del ex canciller Helmut Kohl ya estaba completamente por los suelos, y de
esta manera, ”la hija rebelde” no hacía más que responder a la corriente de opinión
imperante, que es, más o menos, su estilo de conducta politica habitual.
Angela Merkel ha tenido ante todo una carrera política relativamente regular desde
su inclusión en el Ministerio de la Mujer el año 1991, inclusión que fuera celebrada
y llamó la atención al mundo político de aquel entonces, como un éxito de Helmut
Kohl. Pero lo que para muchos resulta su rasgo más sobresaliente, es proceder
Merkel primero que nada de la antigua Repúbliica Democrática Alemana, y resultar
por eso para muchos la verdadera antítesis de lo que las figuras de la CDU
acostumbran a ser. Y no se considera actualmente que Angela Merkel sea una figura
colocada en tal puesto por los asi llamados ”barones” de la CDU. Ante todo ha sido
el clamor popular, -que exigía una figura ”saneada” para la dirección de ese partido,
lo que fundamentalmente explica su ascensión. De esta manera, partirá en el nuevo
cargo, con una acreditación democrática innegable.
De la misma forma, la que ha sido bautizada, medio en broma, medio en serio, por la
prensa alemana como ”la Juana de Arco de la CDU”, no responde, en realidad, al
estereotipo aceptado de la mujer en politica en Alemania. De su biografia personal,
destaca, primero, el ser una mujer de 45 años, que profesa la religión protestante,
divorciada, sin hijos, que después de ello pasó un periodo prolongado de
cohabitaciön informal con otra pareja, hasta volver a contraer matrimonio, datos,
todos, que no resultan la norma.
Desde luego, la carrera de Angela Merkel no hubiera sido posible sin el patrocinio de
Helmut Kohl, el todopoderoso de entonces, y que tenía por costumbre dirigirse a ella
llamándola ”la muchacha”. El ex canciller Kohl ha resultado el más sorprendido
después, porque también su antigua pupila le volviera la espalda, tal como hicieron
tantos de sus fervorosos seguidores de antaño. Se afirma, igualmente, que no existe
ningún atributo especial, ningún tipo de convicciones propias de ella, que expliquen
su ascenso. Ha sido elegida, ante todo, por un electorado conmocionado por las
desventuras de la CDU, y lo que la ha vuelto elegible es algo más bien elemental:
su solo aspecto fisico. Manifiesta una mezcla de mujer maternal con adolescente,
acompañada de ciertos rasgos que la hacen parecer idealista, más ciertos toques de
ingenuidad, y eso inspira confianza en la politica alemana de hoy, al parecer.
Las virtudes principales de Angela Merkel han consistido así, como podrá fácilmente
comprenderse, en saberse mantener a flote y no destacar por nada especial. Pero
cuando las figuras principales del partido fueron siendo desplazadas una después de
la otra, ciertas posiciones que ella ha sustentado, o dejan de carecer de interés y se
han transformado en intervenciones felices, que pueden augurar un futuro
renovador, al que sigue constituyendo el principal partido político de Alemania.
Su opinión final sobre el ex canciller Helmut Kohl, consistió, por ejemplo, en decir
que, a la postre, Kohl había cometido un grave error al querer colocar su ”palabra de
honor”, por encima del hecho de haber jurado delante de la Constitución alemana
de decir la verdad, y no entregar los nombres al público de quienes fueron los
contribuyentes monetarios secretos de la CDU.
Después, se declaró claramente en contra de la idea de que pudieran haber razones
de Estado que justificaran el mantener tales fondos secretos y la práctica del
clientelismo al interior de su partido, ni tampoco ha aceptado que ese medio servía
para ”detener a la izquierda”, como quisieron tratar de justificar entonces algunos
recalcitrantes de la CDU.
Angela Merkel también sobresalió por haber sostenido una posición distinta del ex
canciller Kohl, en contra de los que fueran comunistas, principalmente de la ex RDA
-y que aún conservan un porcentaje electoral cercano al 20% en ese pais,
agrupados en el PDS (Partido Democrático Socialista)- por considerarla a esa
posición ineficaz. Sostuvo el año 1999 en cambio, que la CDU ya no debía atacar a
los ex comunistas en base a lo que ellos habían sido en el pasado, sino a lo que
eran en el presente, rompiendo de esa manera los principios de ”demonización”
anticomunista que eran, en ese entonces, sacrosantos en el partido, pero que no
llevaron a ningún resultado a Kohl, pues, los votos perdidos por la CDU en la ex
RDA -y que le costaron su reelección como Canciller- irían a incrementar,
precisamente, el fondo de los ex comunistas.
La nueva Presidente de la CDU ha sabido, por último, también girar a la izquierda
cuando se lo requiere, evitando por ejemplo que es partido fuera a dar a las aguas
de Edmund Stoiber y su CSU de Baviera -el cual todavia sigue sin embargo sonando
como un nombre quizás más poderoso que el de ella como futuro candidato a
Canciller-, partido derechista católico que se aproxima peligrosamente al extremismo
de derecha de Haider en Austria, tan vecina a Baviera.
Angela Merkel se encuentra, entonces, otra vez a favor de la corriente, todo ello
delante de un público que observa la escena severo y distante, y exige democracia
interna, asi como decisiones políticas más transparentes.
Bien pudiera ser que acertara a satisfacer ese deseo popular efectuando la
renovación que requiere la CDU, colocando al partido nuevamente en funciones, que
es en todo caso, un requisito esencial para mantener el funcionamiento democrático
de la actual Alemania.-
RAL
Heidelberg (Alemania)
26 de marzo 2000