PROBLEMAS CON LA INMIGRACIÓN DE
COLOR EN ITALIA
Por Rolando Arturo Leiva
25 de Enero de 1991
Aumenta de tono la preocupación por la cuestión racial en Italia. Incidentes repetidos
ocurridos en el último tiempo, junto a una discusión generalizada sobre el tema, han
empezado a recorrer el país y preocupar a todos los sectores.
En Bologna, -una de las ciudades de mayor tradición cultural de Italia- tiros
homicidas causaron la muerte de una pareja de gitanos. Otra agresión se produjo al
ser atacada una niñita de color de 4 años, que resultó con heridas diversas. Ya el
año pasado, la autoridad municipal de Florencia había tenido que dimitir luego de
una disputa surgida entre entre comerciantes ambulantes africanos e italianos, que
originó una batalla campal donde 80 italianos, provistos de bates de beisball,
atacaron a cinco personas norafricanas. Se reportó asimismo el asesinato de una
persona de color en los alrededores de Nápoles. Ominosas manos, por último,
pusieron fuego a una escuelita que había sido fundada en Roma con la finalidad de
educar a niños inmigrantes de color conjuntamente con italianos, el más grave
incidente de este tipo registrado hasta la fecha.
Algunas voces se han levantado para sostener que el carácter violento y destructivo
de las tensiones raciales ya no puede ser ignorado y representa un problema de
identidad nacional en Italia. El caso del periódico LA REPPUBLICA, que acostumbra
a emplear el calificativo despectivo para los comerciantes de color popularizado en la
población, se cita a menudo como un índice de lo anterior.
La cifra de inmigrantes de color no pertenecientes a la Comunidad Europea ni a los
EEUU, ha sido estimada en alrededor de 400 mil personas en Italia, a las que se
agregan unas 100 mil personas en calidad de inmigrantes ilegales. Ambas cifras no
representan más del 1% de la población total italiana, y por tanto no puede juzgarse
al exceso de inmigración como causa principal del problema.
Las causas, en cambio, han sido atribuídas principalmente a las condiciones socioeconómicas
antes que a la intolerabilidad racial. El éxito de Italia en el plano
económico, -atrayendo precisamente con esto inmigración a su territorio-, ha dejado
a luz que, en relación a cuestiones tales como la calidad de la vivienda, la atención
médica y los servicios en general, Italia se encuentra muy por debajo de otros países
europeos occidentales. Otro aspecto del problema, es la alta tasa de desempleo,
situada en un 12% anual. Surgen así temores en la población, cuando piensa que
deberá competir con los inmigrantes para obtener los problemáticos servicios
esenciales.
La infortunada intervención de la autoridad, ha contribuído a hacer más grave el
problema. Una decisión por ejemplo de la directiva municipal romana que significó
trasladar junas 2.500 personas norafricanas, hindués y pakistaníes a una fábrica
abandonada de spaghetti en las afueras de Roma, condujo a una virtual reclusión
de éstos, levantando protestas generalizadas. Las presiones de la opinión pública
consiguieron finalmente que en el lugar se realizaran algunas instalaciones
eléctricas y sanitarias, pues no se contaba con éstas. Persisten sin embargo
condiciones tan inhumanas en el recinto, que el mismo Papa, Juan Pablo II, se ha
preocupado del asunto tratando de obtener soluciones mejores. Algunas
organizaciones de caridad están realizando por su parte colectas benéficas a fin de
crear clínicas que brinden atención médica a los inmigrantes. Asimismo los
sindicatos ofrecen abrir escuelas donde éstos puedan aprender la lengua italiana y
recibir formación profesional.
El éxito económico, que la ha llevado a ocupar el lugar de la sexta potencia industrial
del mundo, no ha significado sin embargo atenuar los aspectos contradictorios del
desarrrollo en Italia, persistiendo graves desigualdades y desatención a personas
carentes de recursos. Esto produce que la situación de muchos sectores sociales es
apenas superior a la de la condición de inmigrante, especialmente en el sur del país.
El concepto estatal de encontrar soluciones sin atender demasiado a la calidad de
las mismas, se ha transformado además en un elemento de privación de la dignidad
de los inmigrantes, pues agudiza la diferencia entre cómo se responden los
problemas de éstos y cómo se responden los del resto de la población.-
Rolando Arturo Leiva
25 de Enero de 1991