SERIE ADÓNDE VA ITALIA
Parte I
EXCENTRICIDADES Y REPETICIONES:
EL SALDO ACTUAL DE LA EXPERIENCIA
ITALIANA *
Por Rolando Arturo Leiva
28 de Abril de 1994
En Italia las etapas políticas se queman con la velocidad del rayo. Desde un tiempo
a esta parte, en efecto, la experiencia italiana ha servido para ilustrar todo tipo de
análisis, desde los críticos a los que no lo son tanto.
Pero miremos un poco hacia atrás para confirmar cuál fue el verdadero comienzo de
todo, allá por el año 1992. Primeramente, merecería destacarse el hecho siguiente.
Italia, al inicio de ése que prometía ser un “nuevo mundo“, el mundo naciente
después de la Guerra Fría, ocupaba una verdadera posición expectante. Ya no era
un país agrícola como antes, ni tampoco merecía el nombre de país de “fabricantes
de spaghetti“ como alguna vez lo habían querido denominar. Los cambios en su
estructura social y económica habían conducido a Italia a ocupar en realidad el
puesto de quinta potencia industrial del mundo, y todo estaba en consecuencia en
que ella supiera aprovechar sus posibilidades latentes.
Pero, apenas seis meses después que el pabellón soviético fuera bajado de los
muros del Kremlin, -indicándose con ello el momento precido del fin de una época-,
Italia, contrariamente a lo esperado, empezaba a tomar un rumbo totalmente distinto.
Sin duda, se trataba de cuestiones específicamente italianas que salían a la luz y
que nunca en realidad habían sido verdaderamente resueltas. La península a
consecuencias de aquello, empieza a navegar en un verdadero mar tempetuoso.
Ocurre el homicidio del juez Giovanni Falcone perpetrado por la Mafia el 23 de
mayo de 1992, y a éste sigue un segundo atentado similar, haciendo pensar
entonces que Italia se encuentra en un proceso que no se sabe bien adonde va a
conducir.
Lo interesante de ello es sin embargo constatar cómo en él aparecen por un lado
problemas típicamente italianos que enfrentar -de los cuales el homicidio de Falcone
parece haber sido solamente una manifestación-, pero por otro, se ponen en
evidencia también problemas generales de la Democracia, -muchos de los cuales
son urgentemente actuales-, como la disminución de la representatividad en el
sistema político, o la oposición entre representantes y representados, y el
permanente tema de la corrupción política, de la cual casi ningún país hoy escapa.
Los puntos anteriores, sin ser específicamente italianos, pasan a ser sin embargo
discutidos dentro de la situación italiana, y ello hacía pensar en la posibilidad de una
solución inteligente que incluso trascendiera los límites de Italia. A todo esto, lo que
comienza el mes de mayo de 1992, va a llevar a una aceleración violenta de los
acontecimientos políticos en la península. La verdadera “ejecución“ de Falcone, se
repite, como dijimos, en la persona del juez Paolo Borsellino, sucesor del primero, un
capacitado funcionario jujdicial de Palermo, Sicilia, de esos momentos, lo cual sume
al país en una sensación de horror político, mientras todos los detalles del episodio
quedan vivamente grabados en la memoria popular a lo largo de semanas
Se discute al mismo tiempo el vacío de poder existente pues, con los dos homicidios,
la Mafia ha pretendido hacer saltar todo el ordenamiento vigente. Las previsiones de
ese momento sobre el futuro de Italia son muy pesimistas, al tiempo que un
sentimiento de cansancio se extiende a todas partes por la pertinacia que
demuestran los males tradicionales de Italia a dejarse vencer.
Pero una reacción en la que ya nadie podía honestamente confiar, comienza a
producirse y la va a ejecutar precisamente la parte más golpeada por los dos
atentados recientes: la magistratura italiana. Por encima de todos, va tomando a la
vez fisonomía propia un juez que representa los anhelos populares más caros, el
juez del pool milanense Antonio Di Pietro. Él y sus colegas de Milán pondrán en
práctica una operación judicial que casi no conoce precedentes en los anales
judiciales de Italia ni del resto del mundo. Responde al curioso nombre, -que se
populariza en un segundo- de Mani Pulite (Manos Limpias), y finalmente llega en
apariencia a la raíz del mal, cuando son procesados los exponentes más
destacados del mundo político italiano, las cabezas visibles de un sistema bajo el
cual había permanecido Italia a través de más de cincuenta años.
Mani Pulite asume como objetivo principal, sacar a luz la ominosa Tangente, y su
extensión a la Tangentópoli, los dos nombres con los cuales denomínase en Italia a
la vida bajo la corrupción política que practican los principales partidos. Sin contar
con ello, otros procesos ya propiamente de delito común, van a estar al mismo
tiempo teniendo lugar en todas partes.
Y como si lo anterior fuera poco, dos hechos espectaculares se siguen, cuando el
propio Di Pietro por un lado, y por otro la Procuraduría General de Palermo, -de la
cual es un Procurador sobresaliente el juez Giancarlo Caselli-, deciden también
conducir al banquillo de los acusados a los más insignes arquitectos de todo el
estructuramiento político italiano, de una parte, el Secretario del Partido Socialista
Italiano (PSI), -prácticamente el gestor de todo el concepto de gobernabilidad
existente- el Onorévole (Honorable Diputado) Bettino Craxi, y el imponderable Giulio
Andreotti, el homus politicus capital de Italia, la persona decisiva en todas las
fórmulas gubernamentales empleadas por Italia a lo largo de los últimos cincuenta
años. El resto del mundo va a comprender, entonces, la trascendencia de lo que
está teniendo lugar allí.
Otro fenómenos de similares características espectaculares vendrán, sin embargo,
a continuar la seguidilla de escándalos. Termina su carrera la institución que
mostraba ser una cosa clásica, -no sólo en Italia, sino también en el resto del
mundo-, la Democracia Cristiana Italiana (DCI) que se disuelve formalmente el 18 de
enero de 1994, dando lugar a dos nuevos sectores políticos, uno que va a responder
a la denominación de Partido Popular Italiano (PPI), reconociendo como líder al
Presidente anterior de la DCI Mino Martinazolli, y otro que adopta el nombre de CCD
(Centro Cristiano Democrático), mayormente orientado hacia el polo conservador.
Acontecimientos de gran envergadura se preparan sin embargo todavía. La
desaparición de la DCI hace retornar a un sector de sus seguidores a una franja del
espectro político que se creía superada, y así, se reestructura en cosa de días, una
nueva derecha italiana donde se advierten rasgos federalistas -aportados por la
participación de una formación política que también es reciente, la Lega Nord -, por
otro, rasgos neo-fascistas, y finalmente populistas, todos los cuales se aglutinan en
torno a la figura del propietario de medios de comunicación Silvio Berlusconi, que
dirige el segundo trust económico del país, formando una Alianza que va a obtener
un éxito espectacular en las elecciones del 27 y 28 de marzo del presente año
(1994), con su movimiento Forza Italia, creado como una empresa privada apenas
dos meses atrás.-
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“Excentricidades y Repeticiones“, entonces, en la historia reciente italiana. Todo lo
anterior puede hacer que los lectores de EL DIARIO manifiesten un particular
interés por conocer los Capítulos más destacados del proceso actual italiano, y es lo
que pensamos realizar justamente en números subsiguientes de EL DIARIO,
analizando el fenómeno italiano “por partes“. De esta manera, le vamos a otorgar
especial luz a la situación italiana que, tal como señalan muchos medios de prensa
europeos, resulta uno de los acontecimientos más tensos, instructivos y quizás
peligrosos que le ha tocado , entre otras cosas, “digerir“ a nuestro presente.
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* Este es el primer artículo de la Serie ADONDE VA ITALIA que continúa en los números
subsiguientes de EL DIARIO.
Arturo Leiva O.
Desde Europa
(Publicado en El DIARIO -(Finanzas.Economía.Comercio)- de Santiago
de Chile, 2 de Agosto de 1994)
Continúa en La Serie ADÓNDE VA ITALIA. Parte II
ITALIA: CÓMO COMIENZA LA CRISIS (El Atentado al Juez Giovanni
Falcone el 23 de mayo de 1992)