NUEVO GOBIERNO DE YUGOESLAVIA

RECHAZA EXTRADICCION DE MILOSEVIC

 

Por Rolando Arturo Leiva

26 enero 2001

 

Heidelberg (Alemania) - Contrariando la voluntad más o menos explícitamente

señalada por los EEUU y la Unión Europea, el nuevo gobierno de la República de

Yugoeslavia, conjuntamente con el de Serbia, han dado a conocer su oposición

oficial a la extradicción de Slobodan Milosevic al Tribunal de Crímenes de Guerra de

las Naciones Unidas, ubicado en la ciudad de La Haya.

 

Esto se desprende de la fallida visita de la Fiscal Jefe de ese Tribunal, Carla Del

Ponte a Belgrado, el martes y miércoles de esta semana, y su entrevista con las

principales autoridades de ese país. El diario norteamericano que se edita en

Europa, el INTERNATIONAL HERALD TRIBUNE, sostendría por su parte una

entrevista telefónica el martes con el Presidente de Yugoeslavia, Vojislav Kostunica,

durante la cual éste igualmente manifestaría que la apertura de un proceso por

crímenes de guerra en contra de Milosevic, desestabilizaría a Yugoeslavia en estos

momentos y a su recién adquirida democracia. Al mismo tiempo, y expresándose de

manera más bien poco amistosa hacia la Jefa del Tribunal, Kostunica agregaría -

según lo expresado por ese periódico-, que, “si uno quiere desestabilizar la

situación en este país, se tendría que comportar de la manera en que lo hace Carla

Del Ponte”. De la misma manera, Kostunica haría asimismo saber su decisión de

no cooperar con el Tribunal de La Haya en lo que respecta al acceso que éste

quería tener a diversos Archivos que permitirían saber por ejemplo el lugar donde

actualmente se encuentran en Serbia los acusados como criminales de guerra.

Durante la visita de Carla Del Ponte a Belgrado, pequeños grupos de manifestantes

pro Milosevic efectuarían contra-manifestaciones lanzando huevos al paso de

aquella, algunos de los cuales alcanzarían los automóviles de la comitiva.

 

Las tajantes declaraciones de los líderes de Yugoeslavia y de Serbia representan

una dura réplica a las diversas instancias interesadas en el problema, y en cierto

modo significan también el fin de las esperanzas que había cifradas en hacer luz

sobre los reales eventos ocurridos durante la más sangrienta de las guerras que

sacudiera a Europa desde la Segunda Guerra Mundial, de la misma manera de

representar actualmente Slobodan Milosevic el gobernante europeo enfrentado a

los cargos más graves presentados alguna vez contra un gobernante europeo

desde el juicio a los líderes del Tercer Reich en Nüremberg.

 

Los cargos incluyen la acusación por crímenes de guerra propiamente tales, de ser

responsable de la politica de erradicación de habitantes de zonas completas, -como

autor intelectual de la llamada “limpieza étnica”-; el exterminio de poblaciones

civiles, su intervención personal en la comisión de asesinatos masivos; y,

finalmente genocidio, en los eventos que causaran un número cercano a las 200

mil víctimas fatales en Bosnia Herzegovina, y un número menor, pero aún no

calculado en Kosovo, -víctimas, de las cuales, en muchos casos, aún se ignora su

paradero-. Igualmente se encuentra acusado Milosevic de la formaciónn de grupos

armados irregulares, no militares, encargados de llevar a cabo el exterminio de la

población civil, y cuyos líderes son los únicos que pueden responder acerca de la

naturaleza de las acciones cometidas , y a los cuales se considera en su mayoría

todavía con vida y residiendo en algún lugar al interior de la República Serbia.

La actitud tan firme, y una negativa tan radical como la manifestada por la casi

totalidad de los actuales líderes yugoeslavos a la extradicción de Milosevic, deja,

asimismo, la puerta abierta para que se abra paso otra vez la idea en ese país

-y que intentara popularizar el mismo Milosevic-, de que Yugoeslavia había sido

víctima de una “agresión extranjera”.

 

La situación tirante producida el martes pasado entre Carla Del Ponte y Kostunica,

quedaría en evidencia a través de diversos despachos realizados por la

Associated Press, en los cuales se informaría que, después de la reunión de una

hora sostenida entre ambos, Carla Del Ponte abandonaría abruptamente la reunión,

mostrando un semblante marcado por el enojo, y cruzando en medio de los

numerosos periodistas reunidos allí en dirección a la salida, negándose a efectuar

declaraciones,tal como sería el caso del mismo Kostunica a continuación.

De la misma manera, el INTERNATIONAL HERALD TRIBUNE calificaría la

situación para Carla Del Ponte en Yugoeslavia, como “una muralla de resistencia”

encontrada por la Fiscal del Tribunal de la ONU. Sólo al día siguiente, miércoles,

Kostunica difundiría un comunicado acerca de la reunión celebrada el día anterior,

señalando en él que “había profundas diferencias con ese Tribunal, incluyendo el

tema de la extradicción”, y agregando que la ley de Yugoeslavia impide la

extradicción hacia el exterior de los connacionales de ese país.

 

Tampoco los dirigentes propiamente de Serbia, se mostrarían más cooperadores

con Carla Del Ponte -a pesar de ser estimados como teniendo una actitud más dura

hacia Milosevic que Kostunica, y después que el lunes hubiera sido informado, por

el actual Ministro del Interior, encontrarse Milosevic bajo vigilancia. El actual

Ministro del Exterior de Serbia, Goran Suivilanov, manifestaría, textualmente el

miércoles, que “la posición oficial de nuestro gobierno, es que los procesos deben

tener lugar en nuestro país”, de la misma manera como lo haría el actual Primer

Ministro de Serbia, Zoran Djindic, -que fuera considerado como uno de los más

fieros opositores de Milosevic, y que llegara a advertir, desde el primer momento

de haber asumido su cargo, que a este último no protegía ninguna amnistíacuando

señalara que “las expectivas de la Sra Del Ponte de que Milosevic y otros

sospechosos de crímenes de guerra sean extraditados pronto, no son realistas”.

Unido a la tambaleante situación existente actualmente en Kosovo, la opinión

reinante en diversos medios europeos en torno a este tema, -y donde los EEUU y

la Unión Europea respaldan tan firmemente el Tribunal de la ONU-, era que la

cuestión de la extradicción de Milosevic podría transformarse en un grave punto de

fricción con el nuevo gobierno de Yugoeslavia, el cual tendría el potencial de llevar

otra vez la incertidumbre a una región tan castigada por la adversidad en la última

década, y donde las grandes potencias occidentales ven comprometido su prestigio

por no haber llegado a impedir que una tragedia semejante pudiera ocurrir.-

 

RAL

Heidelberg, Alemania

26 enero 2001