CONFIRMA VATICANO ABUSOS SEXUALES
Por Rolando Arturo Leiva
23 marzo 2001
Heidelberg (Alemania) - La admisión por el Vaticano a través de su portavoz
Joaquín Navarro Valls el martes pasado de un vasto sistema de prácticas sexuales
abusivas y reprobadas por la Iglesia, en que estarían envueltos ahora curas,
misioneros y monjas católicos, -y cuyas denuncias venían circulando hace años-,
vendría a abrir un nuevo capítulo de la ya extensa discusión existente sobre
sexualidad dentro y fuera de la Iglesia católica.
19 casos de religiosas embarazadas por clérigos en una diócesis de Malawi, en
Africa Oriental; numerosas otras violaciones de monjas cometidas por clérigos;
expulsión de monjas embarazadas de las congregaciones, mientras los clérigos que
iban a ser los padres, podían seguir desarrollando sus actividades normales al
interior de la Iglesia; inducción de monjas embarazadas al aborto, y en un caso la
muerte de la monja que abortó, mientras el sacerdote que iba a ser el padre,
oficiaba el oficio fúnebre por la fallecida; presiones a religiosas para que usaran
píldoras anticonceptivas, diciéndoles que eran píldoras en contra del Sida; una
completa congregación diocesana disuelta por haber quedado las veinte monjas
que la formaban embarazadas de clérigos; etc. etc.-, son algunos de los hechos
contenidos en diversos informes que obraban en poder del Vaticano desde hacía
años y que han sido reconocidos ahora. Al tiempo que se conocían estas denuncias,
otros teólogos católicos han aprovechado la oportunidad para señalar también -por
ejemplo, en declaraciones al diario español EL PAÍS- la situación existente al interior
del clero católico masculino en EEUU, donde habría sólo un 2% que respeta el
celibato, y un 50% que lo respeta sólo parcialmente, siendo un porcentaje cercano a
un tercio de esta última cifra, de clérigos homosexuales.
De acuerdo al portavoz vaticano Navarro Valls, “el problema es conocido y se
restringe sólo a una determinada región geográfica”. No obstante, según lo que ha
sido informado, los casos denunciados comprenderían a diversos países tales
como Burundi, Brasil, Colombia, India, Irlanda, Italia, Nueva Guinea, Filipinas y
EEUU.
Los dos Informes principales conteniendo estas denuncias, proceden por su parte
de dos religiosas católicas que tienen la condición de madres superiores de
congregaciones, presentados al Vaticano, respectivamente los años 1995 y 1998, y
que fueran publicados en el NATIONAL CATHOLIC REPORTER en EEUU; y, en
Italia, por la Agencia Adista, -que próximamente los colocará On-line-, publicaciones
que serían finalmente el factor determinante que forzaría al Vaticano a reconocer la
autenticidad de las denuncias. En el primer caso, se trata de la madre superiora y
médico Maura O’Donohue, coordinadora del Programa sobre Sida de Cáritas y del
Cafod (Fondo Católico de Ayuda al Desarrollo), organismo con sede en Londres. El
año 1995, la madre O’Donohue entregaría su Informe al cardenal Eduardo Martínez
Somalo, presidente de los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida
Apostólica. A su vez, el año 1998, la madre Maria McDonald, madre superiora de
Misionarios de Nuestra Señora de Africa, presentaría un segundo Informe en la
forma de artículo titulado, El problema del abuso sexual de los religiosos en Africa y
Roma. Ambas religiosas se quejarían después de una verdadera “conspiración del
silencio” al interior de la Iglesia católica destinada a acallar sus revelaciones.
Además de los dos mencionados, el artículo que apareciera en la revista católica
norteamericana -y que motivaría la reacción vaticana- contiene igualmente otros
informes similares, siendo su número en total de cinco. En síntesis, sin embargo,
los dos informes principales van a hacer referencia ante todo a la situación de
abusos sexuales que se presenta entre religiosos principalmente en Africa, donde
-según se denuncia- curas y misioneros católicos intentan mantener habitualmente
relaciones sexuales con monjas, en base al hecho de considerarlas “seguras”
sexualmente hablando, es decir, suponer que no están infectadas del virus del
Sida, -ampliamente difundido en la población africana-, advirtiéndoles, además, que
si no mantienen relaciones con ellos, se verán obligados a buscar prostitutas, con
alto riesgo de contraer, entonces el Sida y después quizás llegar a contaminarlas a
ellas.
Van a citar también los Informes, el caso de religiosas expulsadas de la Iglesia
católica por haber quedado embarazadas -mientras los curas que eran los padres de
los hijos, podían seguir sus carreras en la Iglesia-, monjas que después pasarían a
ser rechazadas por sus comunidades de origen, terminando en algunos casos por
volverse de verdad prostitutas. Según lo que señala el periodico inglés THE
INDEPENDENT , finalmente, muchos católicos estarían ahora esperando -a la luz de
estos hechos-, que la máxima autoridad eclesiástica brinde ya alguna nueva
orientación al respecto, y que signifique una manera de reaccionar frente a tales
denuncias, en otras palabras, delante de “la evidencia poco grata al paladar, de
cómo sus propios curas le están arruinando la vida a sus hermanas”.-
RAL
Heidelberg, Alemania
23 marzo 2001