Temas de la Semana Europea

FRANCIA-ALEMANIA BUSCAN UN NUEVO

TERRENO DE ACUERDO

 

Por Rolando Arturo Leiva

16 agosto 2007

 

Heidelberg, (Alemania) - Para muchos, la relación franco-alemana pasa por

nuevas y desconocidas tensiones recientemente aparecidas entre los dos países, y

que son a la vez los dos interlocutores principales de la comunidad europea, sino el

motor de la misma, tal como lo han calificado algunos. En definitiva, tal ha sido el

tema colocado al centro del debate en la última reunión celebrada esta semana en la

ciudad de Toulouse, entre los líderes de Francia y de Alemania.

Por otra parte, la aparición de Nicolás Sarkozy, el nuevo Presidente de Francia, en la

escena política europea ha significado para muchos, ciertamente un efecto de

desconcierto.

 

Y ello, donde se ha percibido más fuertemente, ha sido en Alemania.

Las primeras aproximaciones del nuevo Presidente de Francia, serían sin embargo

muy prometedoras desde el punto de vista alemán. Sarkozy apoyaría fuertemente a

la canciller alemana Angela Merkel en sus proposiciones sobre cómo enfrentar el

cambio climático en la conferencia G8, y jugaría un papel esencial en la firma del

nuevo Tratado de la Unión Europea, sin lo cual, la presidencia temporal alemana de

ésta hubiera experimentado un serio revés.

 

Sin embargo, conjuntamente con esto, y especialmente en el terreno de la macro

política económica, Sarkozy enunciaría ciertos principios que empezarían a ser

mirados con reserva desde la parte alemana, y aún con verdadera irritación por

parte de ésta.

 

En lo sustancial, por ciertas declaraciones, Sarkozy ha empezado a ser percibido

como un proteccionista disfrazado, un “nacionalista”, en términos de su apoyo a

ciertas ramas industriales francesas sólo por ser francesas, y alguien a quién se

acusa de introducir ideas que socavan el llamado “Pacto de Estabilidad”, aquel que

constituye uno de los principios esenciales de la política económica europea común.

En particular, la proposición de Sarkozy, de que los gobiernos europeos

pertenecientes a la zona del Euro deben tener algún grado de control sobre el Banco

Central Europeo, ha sido visto con mucho disgusto en Alemania, donde para

muchos el Banco Central y su independencia son sacrosantos.

 

No puede sin embargo decirse que este tipo de diferencias hayan llegado a

deteriorar ni mucho menos la relación entre ambos países. Por el contrario, se

considera por muchos que por el momento, aún se permanece en la fase del

conocimiento personal entre ambos líderes de los respectivos países, y de parte de

sectores políticos que pertenecen a la Gran Coalición que gobierna en Alemania, se

estima que hay que otorgarle tiempo a Sarkozy para que llegue a instalarse bien en

el cargo de Presidente de Francia.

 

Todo este tipo de temas, junto a otros, tales como la participación alemana/francesa

por igual en ciertas empresas, sería discutido por los dos líderes en la reunión de

Toulouse de comienzos de esta semana.

 

En síntesis, desde el punto de vista alemán, cabe la posibilidad de que se haya

llegado a considerar que la aparición de Sarkozy representa un retroceso respecto al

estado de las relaciones con Francia que había bajo Chirac.

 

Sin embargo, la relación bilateral permanece aún más estrecha que nunca, y el

grado de confianza entre ambos líderes sigue siendo muy alto.

Francia, -piensan muchos dentro de Alemania-, es un país de unas proporciones

tales, que nunca podrá llegar a tener una posición aislada. Pero lo que sectores

alemanes parecen recomendar en especial al nuevo Presidente francés, es

capacidad de transar, pues, de acuerdo a lo que escribe el FINANCIAL TIMES, de

Londres, citando a una fuente alemana, “hay que aprender que en Europa no se

llega a ninguna parte chocando contra paredes”.

 

Rolando Arturo Leiva

Heidelberg, Alemania

16 agosto 2007

 

(Una versión de este artículo fue publicada en el Sitio Web InterEuropaReporte año 2007)