Latinoamérica – Regiones
GRAN RITMO DE DESFORESTACIÓN SE
CONSTATA EN EL CHACO PARAGUAYO
Por Rolando Arturo Leiva
7 abril 2012
Heidelberg, (Alemania) - Una grave situación de desforestación se ha podido
constatar en la región llamada del Chaco paraguayo, de acuerdo a diversas
informaciones, y a veces denuncias de diversas organizaciones y medios de
comunicación, y que ha venido a afectar y destruir los hábitats naturales de la
región, y que se considera resultado ante todo de la transformación de los bosques
naturales en tierras agrícolas, especialmente destinadas a la ganaderia.
De acuerdo a un artículo del NEW YORK TIMES, titulado, “Vastos espacios del
bosque natural paraguayo reemplazados por estancias”, se considera principalmente
responsables de la desaparición del bosque natural a sectores ganaderos de
Paraguay y Brasil, y a la minoría de habla alemana en Paraguay, conocida como los
Mennonites, -que llegaran en el siglo pasado a ese país, dedicándose
principalmente a la faenas agrícolas y ganaderas-, atraídos todos en la actualidad
por los altos precios que han llegado a alcanzar en el mercado los productos
ganaderos.
La zona a la que se da el nombre de Chaco paraguayo, pertenece a la región más
amplia conocida como Gran Chaco, la cual comprende regiones tanto de Bolivia,
Brasil, Argentina y Paraguay. En la parte paraguaya, habitan diversos grupos étnicos
que se consideran pertenecientes a 5 distintos grupos lingüísticos, siendo uno de
los más importantes de los cuales los Ayoreo, algunos representantes de los cuales
fueran contactados por primera vez hace muy pocos años atrás.
De acuerdo a diversas estimaciones, la región natural está siendo sometida al ritmo
más grande de desforestación existente en el mundo en estos momentos, y que
corresponde a un promedio de aproximadamente 800 hectáreas de bosque natural
que se pierden por día.
Cálculos y estimaciones realizados por organismos ambientalistas, señalan que, al
día, desaparecen el equivalente a 665 canchas de fútbol de bosque natural y
hábitats diversos, estimándose que, al año 2008, se habían perdido un total de
228,000 hectáreas de bosque natural irremplazable, previéndose que, en el 2009,
esa cifra iba a ascender a las 300 mil hectáreas, desapareciendo entonces en estos
años el bosque natural a un ritmo de 1291 hectáreas por día.
De la misma manera, si bien la región mantiene áreas naturales protegidas por ley,
éstas han comenzado a volverse sectores forestales fragmentados unos en relación
a los otros, transformándose en el fondo, en islas de vegetación natural, donde han
comenzado a refugiarse las especies silvestres que han escapado de las regiones
destruídas. A lo anterior, se agrega el que, las áreas protegidas, carecen por su
parte de recursos para llevar a cabo su cometido, estableciéndose, por ejemplo,
que, en el Parque Nacional Defensores del Chaco, de cerca de dos millones de
hectáreas, había sólo un guardabosque para vigilar toda la región y que no contaba
con medios de movilización propios.
La organización ambientalista Guayra Paraguay, señala por su parte que el Chaco
Paraguayo “constituye una región de más de 14 millones de hectáreas de cobertura
boscosa y constituye el sustento para la vida tradicional de comunidades indígenas,
alberga una rica bio diversidad y es un potencial para el desarrollo económico y la
seguridad alimentaria de Paraguay y del mundo”.
La organización afirma, entonces, que en el conjunto del territorio del Gran Chaco,
el ritmo de desforestación ha aumentado en relación al período precedente, -año
2011-, pasando de una pérdida de 477 hectáreas por día a 497 por día.
Realizando así una medición del 4 al 30 de mayo del 2011, se determinó que, en
ese sólo lapso de tiempo, de apenas 16 días, un total de 13. 414 hectáreas de
bosques habían desaparecido y cambiado a uso agropecuario.
Visto en perspectiva, hasta el año 2006, el Chaco paraguayo mostraba todavía
valores de propiedad de la tierra que eran considerados muy bajos. A partir de ese
año, sin embargo, los valores empezaron a multiplicarse por diez, y muchas
empresas brasileñas, uruguayas y europeas, compraron y empezaron a explotar
tierras dentro de la región. Al interior de Paraguay, tanto la extranjerización de estos
territorios como la desforestación, debieron por tanto comenzar a ser discutidos,
presentándose al Parlamento en el 2009 un Proyecto de Ley llamado
Desforestación cero en el Chaco, el cual sin embargo no llegó a ser aprobado.
Las regiones de Centro, Norte y Oeste del Chaco, que es considerado el Alto Chaco
o el Chaco Boreal, han sido las que más se han visto sujetas al proceso de
desforestación. Los compradores de tierras las desmontan, generalmente
incendiando los bosques, lo que después las hace vulnerables a la erosión eólica.
Los productores que desmontan (desforestan) las tierras en el Alto Chaco, siembran
en todos los casos posteriormente pasturas para ganadería, lo que, sin embargo,
empezó ya a producir presiones de consumidores y ambientalistas que anunciaron
boycots a los productos que venían de tierras vírgenes de la selva desforestadas.
En los últimos dos años, de acuerdo al NEW YORK TIMES, un total de 1.2 millones
de hectáreas ha sido ya desforestada. José Luis Casaccia, anterior fiscal, y Ministro
de medio ambiente, entrevistado por ese periódico, afirma: “Paraguay tiene el triste
título de ser el campeón de la desforestación en el mundo”, referencia con ello a
las plantaciones de soya al este de Paraguay, a través de la cuales sólo un 10% del
hábitat natural ha llegado a sobrevivir. Si se continúa a ese ritmo, agrega Casaccia,
“en 30 años toda selva del Chaco habrá desaparecido”.
De acuerdo siempre al NEW YORK TIMES, las compras masivas de tierras realizada
por ganaderos brasileños han sido públicamente reconocidas por éstos como un
factor de desforestación, y en este sentido cita este periódico el caso de Tranquilo
Favero, un ganadero originario de Mato Groso do Sul, propietario de 300 mil
hectáreas en el Chaco, quién reconoce también haber contribuído a la
desforestación de la región.
La destrucción de la vegetación natural se ha considera igualmente un factor en la
progresiva desaparición de los puebos indígenas que habitan en la región quienes,
de acuerdo también al NEW YORK TIMES, se han visto obligados a abandonar a
causa de ello su forma de vida anterior.-
Rolando Arturo Leiva
Heidelberg, Alemania
7 abril 2012
(Una versión de este artículo fue publicada en la News Letter Latinoamérica-Reporte
1ª quincena de abril 2012)