EL SIDA Y EL ESTADO EN FRANCIA


Por Rolando Arturo Leiva
12 de Julio de 1992

 


¿Quién podría haber calculado que la sociedad francesa incubaba una tragedia y
una disolución moral con las proporciones de la actual?. ¿Porqué?. ¿Porqué?.
¿Habría que concluir que la culta y refinada, la sociedad del “savoir vivre,“ que se
nos enseñó a admirar desde siempre, no pasaba de ser sólo una apariencia sin
contacto con la realidad ?.
A tales pasiones y sentimientos moviliza el escándalo que recorre a Francia en estos
momentos y cuyos detalles concretos son los siguientes: la recolección y
distribución de sangre en ese país, son controlados por un organismo público
llamado el Centro Nacional de Transfusión Sanguínea, CNTS. Es su ex Director, Dr
Michel Garetta, el Dr Jean Pierre Allain, antiguo asistente suyo, el Dr Robert Netter, y
otro funcionario, todos médico, los sometidos a proceso hoy día en la 16ava Cámara
Correccional del Tribunal de Paris, bajo el cargo de haber permitido, entre marzoy
octubre de 1985, utilizar partidas de sangre que sabían todos se encontraban
contaminadas por el virus HIV que causa la enfermedad del SIDA. Se ha descubierto
que el Dr Garetta escribía, también en octubre de ese año, que los stock de sangre
contaminada iban a ser “distribuídas hasta su fin“. El resultado es una cifra de
alrededor de 1200 personas contaminadas, con 265 muertes hasta el momento,
aunque para otros, una cantidad entre 5 a 20 mil personas, principalmente
hemofílicas, devinieron seropositivas de la enfermedad de SIDA por efecto de la
transfusión sanguínea recibida, de las cuales han muerto unas 1200. No hay ni
siquiera acuerdo en las cifras. Ninguno de los responsables de esta catástrofe
médica ha sido conducido a prisión, sin embargo. Sólo los cargos existentes en el
juicio de estos momentos, al cual asiste Francia entera, tensa y expectante, rotulan
el delito como “negligencia culpable“, o no haber hecho todo lo debido “para evitar el
efecto de sustancias venenosas“. Cuando se descubrió el crimen, a algunos médicos
se les hizo caducar sus contratos. Las compensaciones materiales que recibieron a
cambio, les significó empero casi la condición de millonarios.
Estamos ante un “inoculamiento consciente de la muerte“ señalan algunos
comentaristas. Ignorando a quién individualmente se inoculaba, a muchos no se les
advirtió después de las transfusiones de sangre el riesgo que estaban corriendo ni
de la gravedad de la enfermedad contraída, como tampoco se tomaron medidas
para que la población contaminada no propagara aún más la enfermedad.
Y también produce escándalo, que ningún juicio ni investigación administrativa haya
sido realizado hasta la fecha, trascendiendo éste ya los límites médicos para
transformarse en un asunto de corte político innegable.
El Jefe del gobierno en aquella oportunidad, era el Sr Laurent Fabius. La Sra
Georgina Dufois ejercía a su vez como MInistro de Asuntos Sociales y de
Solidaridad. En ese cargo, era la superior jerárquica del CNTS. Ha aceptado por
tanto su parrticipación en este hecho últimamente, pero ha declarado también: “Soy
responsable aunque no culpable“. Y no obstante, los ambientes judiciales cercanos
al problema, consideran que ambas autoridades debían estar ya también en
conocimiento de las transfusiones contaminadas antes de que fueran realizadas.
Con una interrogante siniestra, ante toda esa cadena de ocultamientos, un
comentarista, deja ver, entonces, una posibilidad terrible: “Sí. En apariencia los actos
delictuosos terminan en 1985 cuando los stocks de sangre infectada son retirados
de circulación. Pero, y si bajo otra forma, igualmente médica, la circulación mortal se
siguiera practicando todavía al presente, encubiertamente ……..?
Se ocupan del problema varios libros salidos recientemente. Son políticamente
divergentes, y con ángulos distintos para tratar el problema. Así, el primero, “El
Negocio de la Sangre. El Descubrimiento“ AM Casteret (1991), enfoca
principalmente los intereses económicos que aparecen envueltos. Albin Michel, con
“La Transmisión Administrativa del SIDA“ (1992), quiere denunciar a su vez el
degradamiento de la noción de Estado y servicio público, las prácticas clientelísticas
en la administración, y la irresponsabilidad de las altas esferas públicas francesas.
Todos los sectores de la sociedad aparecen conectados a consecuencia de la
magnitud de la catástrofe. El concepto mismo de “sociedad“ francesa ha sido
desmentido por los hechos. Terriblemente, las encuestas realizadas demuestran que
7 de cada 10 médicos, piensa que la tragedia podría repetirse además. La propia
Orden Médica francesa, tan puntillosa generalmente para aplicar suspensiones por
motivos ligeros, no ha estimado del caso pronunciarse aún frente a cuatro altos
miembros de la Orden llevados al Trbunal por semejantes motivos.
Entonces, legítimamente, dicen unos, los franceses deben examinar la posibilidad,
deliberada o no, de la existencia de asesinos con delantal blanco. Y el porqué de
tanta crueldad tratar de entenderlo. Y todos, delante de reparticiones como el
MInisterio de Solidaridad, el Ministerio de Salud, y el Ministerio de Asuntos Sociales,
pueden llegar a pensar que esas instituciones participaron en el inoculamiento del
SIDA.-


Arturo Leiva O.
Desde Europa


(Publicado en El DIARIO -(Finanzas.Economía.Comercio)- de Santiago
de Chile, 15 de Octubre de 1992.)