CUMBRE 7 : EL DIFÍCIL CAMINO HACIA EL
NUEVO ORDEN MUNDIAL


Por Rolando Arturo Leiva
12 de Julio de 1992

 


La sonrisa de vencedores que querían esbozar los asistentes a la reunión mundial
de los 7 países más industrializados del mundo en München, escondía para muchos
una mueca. Pues, tras el fin de la confrontación global que hacía a las 7 naciones
más industralizadas del mundo ser aliados forzosos, se yergue ahora el fantasma de
la competencia inter-economías como principal escollo que nubla el futuro del
sistema mundial.
Sí, son países ricos, reconocen todos, pero no tan ricos como para “comprar la paz”,
por ejemplo. Justamente, la prudencia del lenguaje y la modestia de las
declaraciones en München, parecieron subrayar el carácter de transición que en
efecto vive el mundo hoy día.
En primer término, entre Estados Unidos y Europa, se están manifestando temores y
rivalidades acerca del carácter que debe asumir el sistema de seguridad mundial y
los roles respectivos que a cada país corresponde asumir en él. Especialmente,
entre Francia y los Estados Unidos, lo anterior ha llevado a un estado delicado de
sus relaciones, uno como nunca habían ambos países experimentado antes.
Temores y rivalidades explican, por ejemplo, el retardo y la falta de claridad para
actuar frente a la crisis yugoeslava, si bien se reconoce en ella un dramático ejemplo
del tipo nuevo de problemas que amenaza la seguridad europea. El documento final
reconoce entonces, que las dos áreas de riesgo individualizadas, son los conflictos
desatados por nacionalismos resurgentes, así como el peligro de la proliferación de
armas atómicas y en general de destrucción masiva. Estos peligros deben
prevenirse dentro del marco de la Conferencia de Seguridad, CSCE, que ahora se
reunirá en Helsinki, -están de acuerdo todos-, pero entre los conceptos de seguridad
europea de EEUU y otros países europeos hay una tensión que ya no puede
seguirse ignorando más.
La Conferencia de München, además, que debía dejar en evidencia esa voluntad
que condujo al triunfo, dejó ver sin embargo la existencia de un pesado fardo
gravitando sobre el sistema mundial. La economía de los 7 países industrializados
del mundo se encuentra ahora en una fase de estagnación. Sobre cada economía
en particular pesa también la dura carga de la desocupación. Y sin embargo, la
urgencia moral de apoyar la transformación y el desarrollo de las naciones que
quedaron en el papel de derrotados en la Guerra Fría, no disminuye a causa de ello.
Para los jefes políticos de las 7 naciones reunidas en München, los elementos que
deben dar base al nuevo orden mundial son 4: respeto a los derechos humanos;
economía de libre empresa; superación de la pobreza, especialmente extrema; y
protección del medio ambiente. Pero, si el crecimiento económico no entra
rápidamente a un ritmo veloz, el nuevo orden mundial buscado se derrumbará antes
mismo de ser edificado. Cada economía de Occidente debería ser entonces
estimulada para cumplir un doble objetivo: interiormente, reducir el ejército de
desocupados, y, segundo, el valor agregado de la riqueza de cada economía, usarlo
para ayudar a salir del abandono en cuanto a recursos económicos y culturales, en
que quedaron los países adscritos al anterior sistema socialista.
La estrategia para salir de la crisis no es unitaria sin embargo. Cada uno de los 7
países reunidos, en ausencia de ella, se empeña por su cuenta en llevar adelante
objetivos que no provoquen el retorno al proceso inflacionario, reducir el
desequilibrio de la balanza de pagos, limitar el gasto público, y promover inversiones
productivas, objetivos de la Cumbre 7 tan vagos sí, que permiten que cada país
tenga un amplio margen para interpretarlos a su modo. Los EEUU, todavía por más
tiempo, bajan las tasas de interés. Alemania persigue la estabilidad a través de un
control monetario firme. Francia trata de no separar sus intereses de Alemania.
Japón se empeña en relanzar su demanda interna. Italia anuncia una época de
estrecheces con el fin de defender la Lira, aunque el riesgo de quitar oxígeno a una
economía ya al límite es grande.
De la incapacidad de coordinación que se muestra, no hay en modo alguno que
extrañarse. Los EEUU se encuentran en el medio de una batalla electoral donde
detener por cualquier medio la recesión parece ser el seguro medio de ganarla.
Alemania, embarcada en su aventura de la reunificación, se desangra día a día más.
El Japón soporta como puede su crisis de caída en los valores mobiliarios e
inmobiliarios efecto de ese crecimiento económico uniforme. Italia, por último,
paralizada por la mala administración, la corrupción generalizada en el país,
atraviesa por su crisis más grave de post-guerra.
El comunicado final de München alienta, es verdad, la esperanza. Pero sin
mencionar por ahora a la tierra que representa el campo mayor de inestabilidad en el
mundo, Rusia, no es suficiente para vencer las dificultades con que tropieza el
nuevo orden mundial proyectado.-


Arturo Leiva O.
Desde Europa


(Publicado en El DIARIO -(Finanzas.Economía.Comercio)- de Santiago
de Chile, 2 de Octubre de 1992)