INTERROGACIÓN JUDICIAL A MINISTRO DEL
EXTERIOR EN ALEMANIA
Por Rolando Arturo Leiva
19 enero 2001
Heidelberg (Alemania) - Concurriendo a declarar como testigo, a solicitud de la
defensa, en un proceso que se sigue contra el acusado por terrorismo Hans-
Joachim Klein, se presentaría al Tribunal de Frankfort el martes pasado, el actual
Ministro del Exterior de Alemania, Joschka Fischer. Fischer, además, es,
actualmente Co- Presidente del partido de Los Verdes, socio minoritario del gobierno
de coalición del Canciller Schroeder, a partir de septiembre de 1998.
La causa se sigue en contra del acusado Hans-Joachim Klein por haber
participado en la toma de rehenes de la reunión de la Opep, en Viena, en diciembre
de 1975.
Klein se encuentra acusado de tres asesinatos. Salió de la acción anterior herido,
buscando refugio en Argelia y luego regresó a Europa bajo nombre falso, para ser
arrestado en Francia hace aproximadamente dos años, siendo después extraditado
a Alemania. La citación al Ministro Fischer se realiza a pedido de la defensa de
Klein, como medio para probar la motivación política de las acciones de este último.
Sin embargo, desde el momento que se anunciara que el actual Ministro del Exterior
alemán concurriría a prestar declaración, cuatro distintos hechos han venido a
comprometer personal y políticamente a Fischer, produciendo que su actual
deposición estuviera rodeada de singular expectación política en el país, y tuviera ,
incluso, la posibilidad de transformarse en una crisis del gobierno de Schroeder. El
primero, ha sido el proceso en sí a Klein, que pudiera incriminar también a Fischer,
como un compañero de acciones violentas de aquel. El segundo, ha sido el
aparecimiento de fotos provenientes de marzo de 1973, en las cuales se ve el
actual Ministro Fischer con casco y golpeando a un policía en el suelo,
conjuntamente con Klein. El tercero, han sido las denuncias presentadas contra él
por la hija, -Bettina Röhl-, de una militante de extrema izquierda que muriera en
prisión, y que quiere acusar a Fischer por falsedad y abandono de sus
excompañeros, siendo ella la que encontrara las fotos anteriores y las vendiera a
la revista Stern. Por último, las denuncias de un policía retirado que acusa a Fischer
de haber participado en una reunión en la cual se decidió emplear bombas
incendiarias, las que fueron efectivamente usadas al día siguiente, 10 de marzo de
1976, causando graves quemaduras, que comprometieron el 60% del cuerpo del
policía Jürgen Weber.
La concurrencia de Fischer al Tribunal de Frankfort, el martes, daría lugar a un gran
despliegue policial en el cual participarían 150 agentes, corte de calles adyacentes al
Tribunal y sobrevolamiento de la zona por un helicóptero. Al abrirse la sesión, el juez
del proceso Heinrich Gehrke declararía que “este es un Tribunal y no un seminario
de historia”, llamando en diversas ocasiones al representante de la acusación a
abandonar su línea de preguntas a Fischer, que no se encontraba acusado de nada.
Tal como lo había anunciado este último, Fischer no negaría en sus declaraciones
ni su pasado político izquierdista, ni su participación en grupos de choque callejeros,
a los que en aquellos tiempos se daba el nombre en alemán de Spontis, los cuales
ocupaban viviendas abandonadas y se resistían por la fuerza a cualquier desalojo.
También se excusó Fischer de la acción de haber golpeado al policía, de apellido
Marx -y con el cual se había entrevistado personalmente ya antes- y negó haber
aprobado el uso de las bombas incendiarias. Tampoco negó su conocimiento de
Klein a quién calificó como una persona “que a todos nos gustaba en aquel tiempo”.
Pero declaró no haber aceptado, aún en aquellos momentos, la línea política en
dirección a la acción armada que tomaría ulteriormente Klein, si bien, a los que en
ese momento la ponían en práctica, los denominaría “sus camaradas”. Al finalizar
su declaración, Fischer se levantaría de su asiento para ir a saludar, dar la mano y
conversar brevemente con Klein.
La oposición al gobierno de Schroeder, representada por la CDU (Unión Demócrata
Cristiana) no aceptaría sin embargo, ayer miércoles, en el Parlamento (Bundestag)
la sinceridad de las declaraciones de Fischer. El Jefe del grupo parlamentario de ese
partido, Friedrich Merz, acusaría a Fischer de ambigüedad y de negar sus llamados
al uso de la violencia, que constan en declaraciones anteriores de aquel, -dijo.
Fischer, agregaría Merz, “no ha reconocido nunca claramente que el Estado tiene el
monopolio de la violencia. El siempre se dejó una puerta trasera abierta”, -
agregó-, señalando que “tal conducta no puede ser tolerada en una democracia”,
según informara el FRANKFURTER ALLGEMEINE ZEITUNG (FAZ) de hoy. La
Presidente del ese mismo partido, Angela Merkel expresaría palabras similares. A lo
anterior, respondería el mismo Canciller Schroeder, presente en el Parlamento,
reprochando a la oposición su “falta de compasión” hacia Fischer, y agregando:
“Ustedes no quieren juzgar. Uds quieren condenar. Uds quieren destruir la existencia
política de Fischer. Pero no tendrán éxito”, según informa igualmente el FAZ.-
RAL
Heidelberg, Alemania,
19 enero 2001