Serie ADÓNDE VA ITALIA. Parte XI
LA POLÍTICA ITALIANA EN UN MOMENTO
CRUCIAL: LA CAÍDA DEL PODER DE BETTINO
CRAXI *
(Diciembre de 1992)

 

Por Rolando Arturo Leiva
10 de Junio de 1994

 


El propio Craxi fue renuente a creerlo al principio. No podía aceptar que iba así no
más a desaparecer de la escena política él, quién en algún momento fuera
calificado como el hombre de más poder en la política italiana de entonces. El día
anterior había recibido simplemente un Aviso de Garantía, una notificación judicial
que le informaba haberse iniciado un proceso judicial en su contra. ¿Los cargos?.
Fundamentalmente uno solo: corrupción política. Quiso todavía demostrar que el
asunto en realidad no le atribuía mayor importancia.Confiado y sonriente apareció
delante de los periodistas declarando: “Me dormí una buena siesta hoy día en la
tarde“. Lo que estaba teniendo lugar era sin embargo el episodio penúltimo de su
carrera política que se concretaría dos meses más tarde, cuando debiera presentar
su renuncia obligada al cargo de Secretario General del PSI (Partido Socialista
Italiano). De ahí en adelante, se transformaría en la figura central del proceso de la
Tangentópoli en Italia.
Benedetto (Bettino) Craxi, aún sin ocupar un cargo central en el gobierno ítaliano,
en realidad gobernaba desde su oficina en Via del Corso, Roma, la sede del Partido
Socialista Italiano. Se podía decir que gobernaba al país de manera “informal“. El
poder que llegó a ejercer en Italia, para muchos, es parangonable al poder que
ejerciera il Duce 50 años antes. Basado sobre todo en lo que él llamara golpes de
“realismo político“, -entre los que descuellan por ejemplo su frase notable y que fuera
reproducida en una placa colocada en la calle por una organización cristiana
norteamericana, para señalar con ello un ejemplo que no se debía seguir-, “ya no
existen ideales, nosotros sólo manejamos intereses materiales“, Craxi fue haciendo
evolucionar la política del PSI hasta colocarla en una posición muy cercana, casi
asociada, a la Democracia Cristiana Italiana, hoy extinta, creando así las bases de
la gobernabilidad reciente de Italia, posibilitando su prosperidad económica actual,
edificada sobre el paso brusco del paí de agrícola a industrial. Craxi declaró también
su oposición tajante al izquierdismo marxista, -especialmente en aquella época en
que se popularizaba la crítica a los “socialismo reales“-, y en definitiva, pareció situar
su enemigo principal en la izquierda. Al mismo tiempo, aproximó su partido a la
empresa privada en una forma que condujo casi a la constitución de una categoría
política especial, el “político empresario“ o el “empresario político“. En ese entonces
muy poco podrían haber sospechado, sin embargo, lo que escondía verdaderamente
esa alianza. Enarbolando dicha banderas y con sus maneras personales influídas
siempre por los golpes de realismo que decía practicar, Craxi fue conquistando un
éxito sin precedentes en la política italiana. La “porcentual“ política en Italia, que
equivale en Chile a lo que se conoció hace tiempo atrás como el “cuoteo político“, le
aseguraba un control casi absoluto sobre el sector político que dirigía, como una
“parcela“ sólo asignada a él y que nadie le iba a querer disputar. El poder de Craxi
empezó a avanzar de esta manera hacia todas las esferas de Italia. Muy poco
después, ya no hubo asunto importante que tratar en Italia donde él no tuviera
ingerencia. Al mismo tiempo, mediante los abundantes y a veces inteligentes
relaciones que sostenían sectores de la empresa privada y del Estado italiano con
otros países, -especialmente con países del Tercer Mundo- su poder se fue
extendiendo ahora hacia fuera de Italia, donde tomó las mismas características que
tenía en su país de origen. Hoy día, cada una de aquellas áreas de cooperación está
siendo sistemáticamente sometida a investigación judicial y sobre Craxi pesan no
menos de 20 Avisos de Garantía, con cargos que van desde corrupción,
conspiración, y violación de la ley de financiamiento de los partidos políticos.
Ese poder casi absoluto que Craxi ejercía, empezaría sin embargo progresivamente
a hincharse en una forma muy desproporcionada, aunque, curiosamente, todos
comenzaron a advertirlo menos él. A causa de los acontecimientos políticos que
había golpeado a Italia el año 1992, el Partido Socialista había empezado a
descender también a una posición casi de insignificancia política, lo que implicó que
Craxi empezara a vivir la paradoja de mantener todo su poder político intocado, pero
haberse vuelto extraordinariamente vulnerable a la crítica, y sobre todo haberse
tornado alguien muy poco simpático al resto del país. En vísperas de la recepción
del primer Aviso de Garantía IL CORRIÈRE DELLA SERA lo calificaría como “el
hombre más odiado de Italia“. Antipatía muchas veces proveniente también de
sectores empresariales a los cuales él quería más que nadie favorecer, y va a
resultar muy sintomático que Craxi no haya extendido su poder a los medios de
comunicación, -especialmente a la prensa- que siempre lo miró con distancia. Como
él se había creído por encima de la necesidad de agradar, llegado el momento más
crucial de su carrera política, se encontró rodeado por todas partes de enemigos
pero de muy pocos amigos.
Todo ello explica además, que, aún éste, que llegó a considerarse un “maestro en
política italiana“ emprendiera un curso muy impolítico cuando llegó el momento de
tener que defenderse a sí mismo, agravando entonces su situación día a día y
agravando especialmente la posición del Partido Socialista Italiano, que hoy día
apenas se encuentra en la posición de poder representarse a sí mismo.
Junto a Craxi se hundiría también todo un estilo de conducta del cuál él sería su
autor más eminente, en los momentos que muchos de sus principales exponentes
han sido llevados del juez o permanecen aún en prisión.
Hoy día Craxi aparece como el punto de entrecruzamiento de numerosos hilos de
investigación del cual se indagan las actividades más diversas.
En suma, la impresión final es que Craxi llevó sus sistema de política “informal“ al
límite de transformarse en oficial, pero sin advertir quizás que éste se situaba ya en
la ilegalidad más completa. Su caída del primer lugar de la política italiana resultó
algo espectacular, pero, para hacerle justicia, también lo fue el proceso político
inspirado por él que dio a Italia todo su dinamismo económico. La influencia de Craxi
se va a encontrar finalmente en muchas partes, -no tan sólo en Italia- y durante
mucho tiempo va a seguir perdurando. Quizás la caída de Craxi haya anunciado
también un modelo, que es lo que más se teme en España, donde Felipe González
se encuentra amenazado por vientos contrarios muy parecidos a los que le tocó a él
enfrentar.-

 

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* Este es el décimo primer artículo de la Serie ADONDE VA ITALIA que continúa en los números
subsiguientes de EL DIARIO.


Arturo Leiva O.
Desde Europa


(Publicado en El DIARIO -(Finanzas.Economía.Comercio)- de Santiago
de Chile, 18 de Agosto de 1994.)
Continúa en La Serie ADÓNDE VA ITALIA. Parte XII
UNA CONFUSA NUEVA AMALGAMA: ACIERTOS Y DESVENTURAS
DE LA “LEGA NORD” EN ITALIA