Serie ADÓNDE VA ITALIA. Parte XIV
UN SÚBITO DESPERTAR: ITALIA O EL
COMIENZO DE UN RETROCESO *
Por Rolando Arturo Leiva
10 de Junio de 1994
Si quisiéramos retomar en este artículo algunas ideas expresadas en el primero de
esta Serie, EXCENTRICIDADES Y REPETICIONES: EL SALDO ACTUAL DE LA
EXPERIENCIA ITALIANA Parte I, (ver EL DIARIO N° 1444 del 2 de Agosto de
1994) deberíamos quizás reiterar una de las ideas principales que contenía dicho
artículo: “Italia, -decía éste- al inicio de ése que prometía ser un “nuevo mundo”-el
mundo naciente después de la Guerra Fría ocupaba una verdadera posición
expectante,…….y todo estaba, en consecuencia, que ella supiera aprovechar sus
posibilidades latentes ………..”
Cuando ocurrió el atentado al juez Giovanni Falcone en mayo de 1992, y luego
su repetición contra el juez Paolo Borsellino en julio de ese año, el mundo entero
comprendió que, ahora, -que había un nuevo espacio para que cada país
alcanzara o recuperara un personalidad definida en el mundo, la cual, de alguna
manera, había sido opacada por la necesidad de alineación en algún bloque en
la anterior situación mundial-, habían reaparecido los eternos problemas de Italia
que sólo parecían sumergidos a lo largo de los últimos cincuenta años. Pero
nadie llegó a juzgar lo sucedido como una calamidad ni algo que comprometiera
para siempre el futuro de Italia.
La lucha contra la Mafia que se verificó a continuación y la captura de su jefe
máximo demostró justamente que esos hechos habían creado más posibilidades
de reacción que otra cosa. Luego, comenzó el proceso contra la Tangentópoli -el
mundo de la corrupción política italiana- que si bien demostró la gravedad y
profundidad del fenómeno de la corrupción y el modo como se habían
comprometido en ella en el fondo la mayoría de sus instituciones políticas-,
demostró también una capacidad de reacción que ofrecía más oportunidades que
nada. Mucho peor era que esos fenómenos permanecieran sin ser procesados y
la seriedad con que se estaba emprendiendo la investigación, y el carácter
personal de los jueces más conocidos -Giancarlo Caselli en Sicilia y Antonio Di
Pietro en Milán-, auguraban un buen futuro, con mayor posibilidad de limpieza
política.
El nuevo reagrupamiento de fuerzas que se estaba verificando en Italia, era
también generador de esperanzas. Dos fuerzas políticas se postulaban como las
más importantes, la Liga Norte, un movimiento que después de ciertas
dificultades para definir sus posiciones, había sido asimilado a una posición
federalista, y el PDS, Partido Democrático de la Izquierda, la principal
organización creada por los excomunistas italianos, siendo la otra el partido
Refundación Comunista, que se había mantenido como una fuerza más ortodoxa.
El predominio de una de estas dos fuerzas políticas sólo podía en cualquier caso
representar un progreso, pues la Liga había mellado algunos de sus
planteamientos más conflictivos, -como hacer valer la amenaza separatista, por
ejemplo- aceptando participar en el proceso de reformas institucionales, y el PDS
parecía ya definitivamente diferenciado del Partido Comunista del cual surgió.
La elección del 27 y 28 de marzo de 1994 va a tirar sin embargo indudablemente
hacia atrás ese estado de cosas, poniendo fin a aquel proceso progresivo de
renovación y marcando el comienzo del ingreso de Italia a una dinámica que la
separa del resto del mundo. Los italianos han quedado en efecto prisioneros de
condiciones propias donde, por eso mismo, ya dejan de compartirse los criterios
que rigen en el resto de Europa y otras partes del mundo. El que haya llegado un
partido neofascista al gobierno después de 50 años, y que su jefe haya declarado
al mismo tiempo que en Italia, “Mussolini sigue siendo el mayor estadista del
siglo“ es sólo una manifestación de tal cosa. El mismo fenómeno Berlusconi,
teniendo raíces en condiciones que es sólo posible de advertir en Italia, resulta
en realidad un equívoco político, como recientemente lo calificó el Presidente de
Francia Francois Mitterand. Sólo podría haber tenido lugar en un ambiente
cerrado que ha sido artificialmente incomunicado del contexto mundial.
Su carácter equívoco se demuestra en primer lugar, porque, en una elección
donde se había decidido hacer realidad el nacimiento de una Segunda República
Italiana, ha participado uno de los hombres más típicos y beneficiados por los
vicios de la Primera: Silvio Berlusconi. En efecto, toda la concentración de
medios de comunicación que llegaran a reunirse en sus manos, pertenece a la
misma dinámica que está siendo investigada a través de la operación MANI
PULITE (Manos Limpias): la vinculación entre políticos y empresarios que hacía
que éstos obtuvieran condiciones preferenciales a cambio de pagos secretos. La
cercanía entre Berlusconi y Bettino Craxi, que ocupa el lugar central de la
Tangentópoli, es de todos conocida.
En segundo lugar, este equívoco se comprueba pues, aún existiendo una
posesión privada de la gran parte de los medios de comunicación existente, -el
50% de los medios televisivos en Italia-, no desaparece un problema de ética
que impide que esos medios se pongan a trabajar sólo para la elección de su
propietario. Semejamente “copamiento“ de las posibilidades de expresión,
invalida las posibilidades de competencia democrática y constituye en sí un delito
que cae también dentro de la órbita de lo que investiga la Tangentópoli. Y en
tercer lugar, resulta paradojal que, si la investigación procesal se ha propuesto
juzgar a los miembros de los partidos políticos que usaban la política como medio
para ganar dinero-, pueda participar en la elección un partido político como Forza
Italia que ya ha dejado de ser partido para transformarse sólo en una empresa,
donde sus miembros ya no son militantes sino empleados de un jefe, y el
candidato a elegir es el mismo jefe que les paga.
Esa distorsión de los valores democráticos, amenaza claramente que en Italia las
cosas puedan retornar a un punto peor del que trataba de ser superado y explica
de por sí que pueda irse generalizando en todos los ámbitos del país e incluso
en la prensa, una actitud antidemocrática que consiste sólo en hacer loas del
vencedor y ponerse a su amparo. Todo tiene pues muy feas implicaciones
morales y lamentablemente preanuncia para los italianos una etapa de
dificultades que por el momento todos en Europa, excepto ellos, pueden
advertir.-
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* Este es el décimo cuarto artículo y final de la Serie ADONDE VA ITALIA que se ha publicado en
números anteriores de EL DIARIO.
Arturo Leiva O.
Desde Europa
(Publicado en El DIARIO -(Finanzas.Economía.Comercio)- de Santiago
de Chile, 24 de Agosto de 1994.)