LA CAÍDA DE BERLUSCONI Y LA AGONÍA DE
LA LEGA NORD EN ITALIA
(PARTE II)
Por Rolando Arturo Leiva
22 de Mayo de 1995
Si bien en la Lega una persona lleva la voz cantante de la disidencia y éste es el
Ministro del Interior Roberto Maroni, ello no significa que junto a él no vayan
apareciendo nuevas figuras, por ejemplo la del entonces Secretario Federal de
Milán, -que no tardará mucho en ser expulsado-, el diputado Luigi Negri. Bossi sin
embargo, no da ningua muestra de querer suavizar un poco su línea
antiberlusconiana, -lo que podría hacer para facilitar en algún modo cierto tipo de
diálogo con los disidentes, por ejemplo-, sino, por el contrario, prefiere endurecerla
aún más. El día 3 de enero de este año (1995), ya declara que Berlusconi
“…………es de origen gelliano (por Lucio Gelli, fundador de la Liga p2) y
andreotiano, lo peor de la Primera República“.
La nueva mayoría de la Cámara de Diputados, formada después que se rompiera
aquella que sustentaba a Berlusconi, decide entretanto, en reunión sostenida el 1 de
enero de 1995 entre Rocco Buttigione, PPI (Partido Popular Italiano), Massimo
D’Alema PDS (Partido Democrático de la Izquierda) y Bossi (Lega Nord) apoyar la
formación de un nuevo gobierno bajo la consigna “gobiermo del Presidente“, -o sea,
que se le entregue a Scalfaro la facultad de nombrar casi a su entero arbitrio al
sucesor de Berlusconi. Se desestiman de esa manera los llamados que hace
Berlusconi, machacando día a día, casi de manera frenética, de “elecciones
inmediatas“. Scalfaro, sin embargo, tarda demasiado en efectuar la comunicación
de quién será el esperando nuevo Primer Ministro, y todavía se entretiene en nuevas
rondas de consultaciones, aparte de una gripe rebelde que lo ha lanzado a la cama.
Pero hace público entretanto un llamado a Berlusconi para pedirle que ponga su
persona a un costado y no obstaculice la formación del nuevo gobierno, ese
gobierno de tregua y conciliación que precisa Italia.
Silvio Berlusconi, a esas alturas, ya se entiende directamente con la disidencia de la
Lega, como dice un comunicado suyo, donde explica que se ha reunido en su villa
de Arcore con un grupo de parlamentarios disidentes de la Lega, los diputados
Gualberto Niccolini, Alida Benetto, Luisilla Vacalini, Fede Latronico, Francesca
Valenti y Luigi Zocci, junto a la senadora Giovanna Bricarello. Quienes han
participado en la reunión, -precisa el comunicado-, sólo quieren permanecer fieles al
voto del 27 de marzo de 1994, ese mediante el cual Berlusconi y la Lega fueron
socios en una coalición de gobierno.
El 5 de enero de 1995, Roberto Maroni, -al que se le reconoce por entonces el papel
de una figura muy clave-, brinda una interpretación de las cosas, tal como él las ve
en ese momento: “…………..en el horizonte político parece que habrá en “gobierno
del Presidente“, dice. Pero esto es muy distinto del “ribaltone“ de Bossi y yo estoy
buscando un acuerdo con Forza Italia pues el mismo Berlusconi está tratando de
encontrar una vía de salida si es que no se va a ir a votar …….“.
Puede decirse que en la disidencia de la Lega se perfilan en ese momento dos
grupos: uno, el grupo de los de sur, lidereado por el diputado Niccolini; otro, el
grupo cuyo jefe es el diputado Luigi Negri, Secretario Federal de la Lombardía,
todavía. Ambos tienen en común querer ir al próximo Congreso de la Lega, -fijado
para el 10 de febrero 1995- y allí enfrentarse directamente con Bossi: Si podemos
-señala Maroni-, daremos lugar a un grupo de tipo federalista al interior del Polo de
la Libertad. En él se reunirían los disidentes que se irán de la Lega o los que como
Michelini, por desesperación, ya han entrado al Polo“.
Aire de Traición
Un aire de traición se respira en la Lega, declara sin embargo de pronto Umberto
Bossi, cuando el 9 de enero de 1995 decide enfrentar la situación y pide a cada
parlamentario de la Lega un FAX donde confirme o niegue su acuerdo con la
consigna gobierno del Presidente. Luego explica el porqué: “Los números siguen
iguales, -dice, no sin un dejo de sorpresa-. No sé cuántos votos de la Lega habrá
comprado Berlusconi. Pero no se puede ocultar que está con las manos vacías“.
Como contrapartida, los disidentes de la Lega hacen público que su grupo cuenta
con 19 senadores y 10 diputados, todos siempre concentrados alrededor de Maroni.
“Transcurre así la atormentadora vigilia de la Lega -se leerá en esos días en LA
REPPUBLICA- que se la espera hoy día para su clarificación con Scalfaro. Todos
están dentro de un baile de números, unos que demuestran el optimismo del
Senatur (Bossi) y otros que parecen confirmar las esperanzas de Berlusconi“.
La dirección oficial de la Lega ya está sin embargo por empezar a actuar contra los
disidentes. El diputado Luigi Negri cae de su cargo de Secretario Federal de la
Lombardía y es sustituído rápidamente por el Presidente de esa Federación, Roberto
Calderoni, bossiano. En el Veneto, sin embargo, quizás como contrapartida, 8
parlamentarios de la Lega desestiman toda posibilidad de acuerdo con la dirección
oficial manifestando su oposición a llamado gobiermo del Presidente.
Todo se sigue agravando pues Scalfaro todavía se toma un tiempo exageradamente
largo en designar a la persona que ha de formar el nuevo gobierno. Y los
sufrimientos legistas por ello no pueden sino continuar. Al día 11 de enero, se realiza
un cómputo de la situación al interior de la Lega que va a dar que pensar: sólo 78
diputados se encuentran en la línea del Secretario Federal; 10 diputados ya se han
puesto de lado de Maroni, hay 9 dispersos, y esta suma produce un número de 97
diputados, a los que debería agregarse los que ya han abandonado la Lega. Tanto
el grupo oficial como el disidente muestran sin embargo un punto de acuerdo: la
consigna gobierno del Presidente.
O con Berlusconi o con la Lega
El día más crítico de todo este proceso, lo va a constituir el jueves 12 de enero de
1995 cuando todavía deba pasar un día completo antes del anuncio de Scalfaro
designando a Lamberto Dini como encargado de formar un nuevo gobierno. Muy
temprano por la mañana, Bossi había hecho irrupción súbita, lanzando el siguiente
ultimátum: “O con Berlusconi o con la Lega“. En efecto, Berlusconi ya se siente tan
fuerte con la disidencia interna en la Lega que puede querer ir a votación en la
Cámara para contar cuántos votos reúne aún la moción de desconfianza presentada
en su contra. Según él, hay 40 votos disidentes de la Lega y 10 FAX adicionales a
Scalfaro con distintos parlamentarios legistas manifestándole su desacuerdo con
Bossi.
Números sin embargo que todavía no bastan, y eso es lo que opina el jefe del grupo
parlamentario oficial de la Lega, Luigi Petrini. Berlusconi, contados todos los
disidentes que tiene en la Cámara, reúne en esos momentos 270 votos, dice Petrini.
Pero si quisiera superar los votos de moción de desconfianza, la mitad de la Lega
debería estar votando por él, y esta cosa, a pesar del desangre, opina Petrino,
“resulta inverosímil“.
Arturo Leiva O.
Desde Europa