LA CAÍDA DE BERLUSCONI Y LA AGONÍA DE
LA LEGA NORD EN ITALIA
(PARTE III)


Por Rolando Arturo Leiva
22 de Mayo de 1995


Cuando el viernes 13 de enero de 1995, hacia el mediodía, Oscar Luigi Scalfaro,
Presidente de la República Italiana, realice el esperado anuncio oficial, designando
como jefe del nuevo gobierno a Lamberto Dini, se va a producir un corto intervalo de
tregua entre disidentes y oficialistas en la Lega. La tesis de la dirección oficial legista,
el “gobierno del Presidente”, o el “gobierno de tregua”, la aceptación de la renuncia
de Berlusconi, y la no repetición del encargo a este último para formar un nuevo
gobierno, parecen haber salido finalmente triunfantes.
El nuevo gobierno que se encarga a Dini, ya se diferencia completamente del
anterior. Pero la mayoría que apoyaba a éste último, tampoco puede desligarse
completamente del que vendrá. Scalfaro ha encontrado entonces la fórmula.
Después del mediodía, por eso, se respira un “ambiente de victoria” en la Lega,
como dice la prensa. Maroni mismo se encarga de explicar muy bien el porqué:
“ésta es la victoria de Bossi, -declara-. Ha demostrado que se puede hacer caer a
un gobierno sin ir inmediatamente a elecciones”.
Pero va a resultar una tregua muy corta. Apenas 5 días después, cuando el
Presidente del Consejo recién nombrado, Dini, forme su gabinete y excluya de él a
todos los nombres sugeridos por Berlusconi, -transformándose por eso básicamente
en un gobierno que no es continuista- la situación de aparente consenso al interior
de la Lega se vuelve a romper. El Polo de la Libertad de Berlusconi ha reaccionado
con rechazo contra Dini. Los líderes máximos de la nueva derecha italiana que son
Silvio Berlusconi y Gianfranco Fini, ya hacen de todo responsable a Scalfaro. Y el
Polo de la Libertad dice sin esconderlo que Dini es un traidor. Berlusconi ya no se
detiene ante lo personal declarando que si pudiera haría conducir a Scalfaro delante
de un Tribunal para que respondiera por su manejo oscuro de fondos cuando era
Ministro del Interior en la época de Andreotti.
El Polo de la Libertad dice pues NO en su conjunto a Lamberto Dini y ello significa
que se ha producido un rompimiento total. El clima de inseguridad es tal, que la lira
se hunde en las cotizaciones de la Bolsa ese día, y al interior de la Lega el
reactivamiento de la disidencia es total. Luigi Negri, más que Roberto Maroni, se
erige ahora en el jefe del grupo y declara el 17 de enero: “Pedimos plena autonomía
de elección cuando se decida el voto de confianza a Dini”. La respuesta de Bossi va
a ser igualmente muy dura: “Quién no vota por el gobierno Dini no vota por la Lega
Nord, ésta ya ha hecho su elección. La Lega no es un carro para transportar a las
personas que han decidido cambiar la política por intereses”.
El sábado 21 de enero (1995) la Lega expulsa a 7 disidentes, entre ellos a Mauro
Polli y Luigio Negri. A Luigi Negri, la Lega, además, lo va a acusar de haber robado
dinero de la Caja de la Secretaría Federal de la Lombardía, con la mujer como
cómplice.
Llega así el día esperado en que la Cámara de Diputados debe brindar su voto de SÍ
o NO a Lamberto Dini. La oportunidad será memorable y llevará a enfrentarse por
última vez a las dos personas que más se odian en la política italiana de entonces:
Silvio Berluscono y Umberto Bossi. Basta que uno hable para que el otro abandone
la sala. EL CORRIÈRE DELA SERA, lo va a titular El Último Duelo. Berlusconi ha
salido derrotado tanto por la forma del nombramiento de Dini como pr las
carácterística que toma el gobierno que va a empezar, y por eso se comporta de
manera iracunda, grita, más que habla, cuando le llega su turno: “Nunca!. Nunca!, -le
escupe a la bancada de izquierda, del Centro, y de la Lega, hablando en su cara-.
Mi eliminación del sistema político no la tendrán nunca!. El pueblo italiano es
optimista y todavía quiere soñar!. Les daremos vuelta la mano de nuevo y
comenzará una nueva empresa!“. Pero a Bossi, cuando le llega el turno de hablar,
tampoco se le calla la boca muy fácil, escupiendo también el desprecio cuando dice:
“De Fini y Berlusconi quedará sólo el recuerdo fastidioso de unos mosquitos
chocando contra el Estado democrático. El fascista y el piduista (por la Liga P2)
querían dar vida a un régimen autoritario“.
Pese al ánimo con que han sido dichas estas palabras, la situación de la Lega es
tambaleante al extremo. Tratando todavía de poner un timbre de esperanza en la
voz, la diputada Simonetta Faverio comenta: “Hemos perdido un tercio de nuestras
tropas pero hasta aquí ha sido un sacrificio necesario“.
En el momento culminante de su crisis, es decir, la semana del 21 al 28 de enero de
1995, la Lega va a mostrar así una división entre 5 grupos distintos. De su fuerza
parlamentaria anterior compuesta de 111 diputados y 57 senadores, han quedado
ahora: una Lega Nord oficialista con 43 senadores y y 78 diputados. Un grupo
disidente marginado de la Lega que se denomina Liga Federalista Italiana,
encabezado por Luigi Negri, con 10 senadores y 12 diputados. El grupo denominado
“liberales democráticos“, con el psiquiatra de Torino, Fubio Gubetti a la cabeza. El
“grupo mixto“, aliado al Polo de Berlusconi, con 4 senadores y 17 diputados; y un
grupo que entra al CCD (Grupo Cristiano Democrático) con dos diputados y dos
senadores.
La Lega, en su ruptura con Berlusconi, habrá hecho en relidad “política al borde del
abismo“, y por eso llega parece en aquellos momentos al límite de su existencia.
Sólo en el Congreso que tiene lugar poco después, los días 10, 11 y 12 de febrero
de 1995, se va a notar un cierto reanimamiento. Pero pese a ello, la confianza al
Secretario Federal, Umberto Bossi, no lo abandona: “la gente entenderá finalmente
que la Lega ha salvado la democracia en Italia“, declara.
La elección comunal del 21 de abril de 1995, con su segunda vuelta el 7 de mayo,
hará pues que la pueda seguir respirando. Rasguñando un porcentaje nacional
cercano al 7%, la Lega ha recuperado su fuerza en determinados puntos geográfico
del norte del país. No es verdad entonces que esto era el fin de la Lega como
predijieran tan negramente Berlusconi y Fini. Más aún, en ciudades bastiones de la
Lega como Bérgamo por ejemplo, en la Lombardía, se produce la extraordinaria
circunstancia que el electorado legista, para no favorecer a Berlusconi, vota por la
izquierda en la segunda vuelta, cosa que nadie hubiera podido soñar un par de años
atrás. Las declaraciones de Bossi hacen muy bien ver el porqué: “La Lega ha sido
siempre una formación de centro. Yo no le he pedido a los electores de la Lega que
votaran por la izquierda, les he pedido no equivocarse y no votar por los fascistas.
Así ha sido. Nosotros hemos realizado nuestro deber y durante un año en el
gobierno hemos tenido a raya tanto a la derecha de los negocios, como a la fascista.
Después, hemos hecho caer al gobierno, ……….“.
La agonía primero de la Lega, pero luego esa relativa recuperación, son otras de las
razones entonces, por las cuales el futuro de Berlusconi se sigue apreciando muy
negro en Italia.-


Arturo Leiva O.
Desde Europa