TRECE CASOS FATALES POR
DESCARRILAMIENTO AL NORTE DE LONDRES
Por Rolando Arturo Leiva
Heidelberg (Alemania)
Un nuevo accidente de ferrocarril, producido ahora en la vía
Londres-Newcastle, provocaría 13 casos fatales en la madrugada del miércoles recién
pasado.
Se trata del cuarto accidente grave de ferrocarril ocurrido en ese país desde 1997. Con
éste, a contar del 19 de septiembre de 1997 –fecha del accidente de Southhall en West
London- donde perecieron 7 personas; al de la estación de Paddington, el 5 de octubre de
1999, donde perdieron la vida 31 personas; y al de la estación de Hatfield, con 4 víctimas
fatales, se ha registrado un total de 55 personas muertas y un número cercano a los 400
heridos graves.
El accidente del miércoles pasado, ocurrió a la 6 de la mañana, cuando el conductor de
un Jeep Land Rover arrastrando un remolque, circulaba por una autopista que cruza por
encima de la vía del tren. El Jeep, abandonaría sin querer la autopista, -la que no
contaba con especiales defensas-, y se deslizó hacia abajo, por el terraplén, sobre el
cual se levanta la autopista, yendo a detenerse y quedar bloqueado en medio de dos
vías férreas. Mientras el conductor del Jeep trataba de avisar del peligro, aparecería el
expreso Newcastle-London con 120 pasajeros a bordo, circulando a una velocidad de
200 km por hora, y embistiría a ambos vehículos, tanto el Jeep y el remolque.
A consecuencias del choque, algunos vagones del tren expreso se saldrían de la vía
para ir a caer a la vía adyacente. Pero por esta circulaba a su vez un tren de carga en
sentido contrario, cargado con carbón, a la velocidad de 120 km por hora. A
consecuencias de la gran colisión, algunos vagones del tren expreso llegarían a quedar
casi en posición vertical. Según informaciones diversas, tampoco se descartaba la
posibilidad de que fueran encontradas más víctimas, cuando se empezaran a levantar y
sacar del lugar a los vagones accidentados. De las 30 personas hospitalizadas, 4 eran
consideradas con heridas que podían poner en peligro la vida. La propia Reina Isabel se
referiría a este hecho señalando que era “una tragedia particularmente espantosa que se
añade a las abundantes pérdidas del brote de fiebre aftosa y a las recientes
inundaciones”, según informa la corresponsal de EL PAÍS desde Londres.
Otras opiniones, han venido haciendo presente que el sistema de ferrocarril británico, ha
llegado a perder gran parte de la confianza pública que pudo tener algún día, siendo que
ese país ha sido considerado como una “sociedad dependiente del tren”, debido al gran
porcentaje de población viviendo en los suburbios de las grandes ciudades y la
existencia de autopistas inmensamente sobrecargadas y casi intransitables por ello.
Desde que fueran privatizados en 1996, los ferrocarriles británicos han venido siendo
operados por una verdadera “colección” de más de 20 companías distintas, y aunque en
la actualidad ya no enseñan pérdidas económicas -como fuera el caso durante el tiempo
que eran de propiedad del Estado- su denominado éxito comercial no ha resultado de
ninguna manera del agrado de un público descontento, que piensa que lo anterior ha
sido conseguido a expensas de la seguridad, la eficiencia, la puntualidad y el buen
servicio.
En los graves accidentes anteriores ocurridos, se ha apuntado, como causas, al mal
estado de las vías, las fallas ocurridas en las señales de control y la falta de mecanismos
suficientes de emergencia. El Primer Ministro Tony Blair prometería ayer en la Cámara
de los Comunes una investigación exhaustiva sobre las causas del accidente del
miércoles. El lugar preciso de este último, corresponde a la aldea de Great Heek, en el
condado de North Yorkshire, a unos 250 km al norte de Londres. El tren accidentado
viajaba desde Newcastle a esa última ciudad. La noticia recibiría hoy día un amplio
espacio en toda la prensa europea.
RAL
Heidelberg (Alemania),
1 de marzo 2001