Baleo en Escuela Norteamericana

NIÑO HOMICIDA “TRANQUILO”, ES AUTOR

DEL BALEO DE CALIFORNIA

 

Por Rolando Arturo Leiva

9 marzo 2001

 

Heidelberg (Alemania) - Al momento de su captura por un sheriff de la policía que

se encontraba en los alrededores, Charles (Andy) Williams, de 15 años, sería

descrito por funcionarios de la policía como la única persona “tranquila” que había,

en medio del panorama alucinante creado por él, de gritos de miedo, dolor, fugas,

heridos y muertos, en el Colegio de Santana, en Santee -suburbio de San Diego-

California.

 

Amigos y compañeros de colegio entrevistados posteriormente han descrito

primeramente a Andy como un “hablador”. Y por esta razón nadie le había tomado

en serio sus palabras de llevar un arma a la escuela. Incluso Andy había tratado de

conseguirse colaboradores para su acción, lo que también fue echado a la broma.

Pero, después de todo, algunos sí lo tomarían en serio, pues justamente estos

últimos evitaron asistir a la escuela ese día. Llegaría de tal manera Andy al colegio

Santana, la mañana del 5 de marzo pasado, poco antes de las 9, portando un

revolver Arminius calibre 22, de tambor con capacidad para ocho cartuchos, lo que

se estima generalmente una alta capacidad.

 

En el curso del baleo, donde perecieron dos personas y quedaron otros 13 heridos,

Andy llegaría a recargar el revolver hasta 4 veces, habiendo realizado unos 30

disparos y estar en proceso de recargarlo otra vez al momento de caer en manos

en manos de la policía. El percutor del revolver lo tenía ya además amartillado,

señal de que pensaba todavía continuar disparando.

 

Andy iniciaría su actuación ese día, partiendo entonces desde el baño de hombres,

donde baleó a los primeros, para salir después por el corredor exhibiendo, -según

testigos- una amplia sonrisa en su cara, y luego retornar al baño otra vez para así

poder disparar contra otros más que se le podrían haber escapado. Según ha

informado la policía, la mayoría de los baleados por Andy, lo iban siendo a medida

que él los iba encontrando, ya fuera en el baño o por los pasillos, recibiendo éstos

impactos en la nuca o en la espalda y siempre con disparos efectuados a corta

distancia. La policía encontraría después, además, una buena cantidad de mochilas

de estudiantes arrojadas por el suelo y abandonadas, mostrando orificios de bala

que parecían demostrar que habían logrado detener los impactos. Tal como se ha

dicho, al momento de ser desarmado, Andy era el único tranquilo en medio del caos

existente a su alrededor. Mientras iba siendo conducido como detenido, -relata un

policía- “si hacíamos bromas él reía, si traíamos de comer, él comía”.

 

Andy, a pesar de no ser mayor de edad, será procesado como adulto, aunque a

causa de la condición anterior, no podrá enfrentar la pena de muerte. Esta es la

mayor tragedia acaecida en un colegio norteamericano desde la de Colombine, en

1999, donde murieron 12 estudiantes, más los dos autores del hecho. Las

autoridades educacionales han reaccionado contra la posibilidad de repetición de

estos hechos, contratando guardias de seguridad permanentes, instalando cámaras

de video, detectores contra metales y solicitando que la menor información

disponible sobre propósitos violentos de algún estudiante sea puesta de inmediato

en conocimiento de las autoridades. Si bien es cierto ninguna de estas medidas

pareció surtir efecto en el caso de Andy, aparentemente algunas de ellas habrían

logrado impedir que la tragedia fuera todavía mayor.-

 

RAL

Heidelberg, Alemania

9 marzo 2001