NICARAGUA VISTA DESDE LA PERSPECTIVA
EUROPEA
Por Rolando Arturo Leiva
9 de Mayo de 1990.
En comparación con otros países latinoamericanos, Nicaragua ha sido fuente de
permanente atención por parte europea en los últimos años. De un lado, gran parte
de este interés se debe al precedente del cual provino la Nocaragua actual, el
régimen de Somoza, uno de los más impopulares del continente. De otro lado, aún
considerando los riesgos totalitarios de la revolución, con el poder monopolizado por
un partido único, el sandinista, se estimó que el apoyo podía ser el mejor medio para
obtener una influencia sobre la revolución que limitara esos riesgos. Un interés
adicional fue evitar la repetición del modelo cubano, de país aislado en América
Latina y sobreviviendo gracias al sostén de una potencia extra-continental como la
URSS.
En este camino se comprometieron diversos sectores, particularmente de Francia e
Italia, pero especialmente de España, donde destacó el propio jefe del gobierno
español, el Primer Ministro Felipe González y que llegaron a ejercer en efecto una
influencia como la que habían calculado. Ello no evitó, en el intertanto, que el país
siguiera una dinámica de deterioro, al empeorar rápidamente la situación por obra
del aislamiento, las dificultades económicas no superadas, la migración de amplios
sectores nacionales hacia el exterior, enfrentados a una carencia completa de
oportunidades en el país y, sobre todo, a causa de la guerra irregular pero
ininterrumpida.
Teniendo como bandos a sectores opuestos a la revolución que recibían apoyo de
los EEUU y asentados en Honduras, y por otro al ejército sandinista con estructura
político-militar, la guerra, que asolaba periódicamente a las provincias, cobró a lo
largo de diez años unas 40 mil víctimas. Fue justamente la forma pública de sostener
a los sectores opuestos a los sandinistas por parte de EEUU, el punto principal de
discrepancia entre la política hacia Nicaragua de los Estados Unidos y de Europa.
Como se sabe, los factores ya descritos, produjeron la derrota electoral del
sandinismo en las elecciones realizadas el 25 de febrero del presente año (1990).
Entre los círculos europeos comprometidos con esa política, los resultados
produjeron inicialmente consternación y la sensación de haber ocurrido un absurdo
político y social, apareciendo los propios nicaraguenses poniendo fin al régimen
sandinista que ni los propios norteamericanos habían logrado vencer.
Dos meses después de la elección, transferido ya pacíficamente el poder a la Sra
Violeta Chamorro, la sensación inicial ha dado paso a la idea de ser el resultado
electoral producto de una lógica que explica la dinámica de los acontecimientos. Por
otra parte, la hasta ahora pacífica transición de un gobierno a otro y la negociación
como vía de acuerdo, parecen demostrar que en Nicaragua hay en gestación
realidades nuevas que podrían crear una nuevo futuro para esa golpeada nación
centroamericana. En la realidad actual de Nicaragua, es difícil, por eso, hablar de
que alguien sea tajantemente el ganador o el perdedor.
Aunque todavía sea demasiado temprano para afirmarlo con certeza -vigente en
realidad la posibilidad de retorno al poder del sandinismo si se toma en cuenta el
porcentaje del 40% obtenido en la elección-, el resultado de las elecciones en
Nicaragua tiene sí una proyección indudable sobre el conjunto de América Latina. Si
se puede hablar de un ciclo de las revoluciones iniciado el año 1959 en Cuba, y que
buscaba ser aplicado el otros países latinoamericanos, la situación nicaraguense
parece haberle puesto fin. Al mismo tiempo, el término de la revolución sandinista tal
como fuera planteada al principio, es otro resultado evidente. En cualquier caso,
habiendo el sandinismo hecho gala de una flexibilidad notable para entregar
pacíficamente el poder, en los sucesos de Nicaragua aparece una lección que
demorará en ser asimilada. Hasta ahora no se había visto cómo la legitimidad de
una revolución puede volver atrás súbitamente por obra de ella misma, y en este
sentido la experiencia de Nicaragua va a tener consecuencias para comprender
procesos políticos ocurridos en otras partes del mundo.-
Arturo Leiva O.
Desde Europa
(Publicado en El DIARIO - (Finanzas.Economía.Comercio)- de Santiago
de Chile, 21 de Junio de 1990.)