Situacion peruana en el extranjero
LA AMBIGÜEDAD DE LA SITUACION POLITICA
EN EL PERU COMIENZA A VOLVERSE LA
NORMA
Por Rolando Arturo Leiva
27 octubre 2000
Heidelberg (Alemania) - La ambigüedad de la situación política comienza a
hacerse endémica en el Perú. El régimen de Fujimori parece principalmente abocado
a una aparente crisis interna entre éste y los sectores que todo hace suponer-, son
principalmente de tipo castrenses y que estarían representados por el ex jefe del
Servicio de Inteligencia, Vladimiro Montesinos. Mientras tanto, el Presidente
Fujimori busca demostrar su lealtad al itinerario democrático que él mismo fijara.
Al mismo tiempo, el actual régimen ha debido ir cediendo a todas las exigencias
de la oposición y a la presión exterior, desde el otorgamiento de una fecha fija para
la celebración de las elecciones, al retiro del proyecto de amnistía como una
condición para aquellas. Cierto que, en ese cuadro, resta todavía la condición del
abandono de Fujimori del poder, como condición también para la celebración de
aquellas -y que solicitara, por ejemplo, el lunes pasado, después del retorno de
Montesinos y hablando a nombre de toda la oposición-, el abogado Diego García
Sayán. Y, desde luego, tampoco ha ocurrido la detención propiamente de
Montesinos, cuya búsqueda empezara a adquirir, entretanto, las características de
un evento espectacular. Finalmente, el partido del Presidente, Peru 2000, también
se fragmenta, y ello contribuye a brindar una apariencia de debilidad al régimen,
que tampoco es posible ocultar.
Resta conocer la verdadera situación reinante al interior de las fuerzas armadas.
Todo hace suponer la existencia de un Fujimori aparentado satisfacer a la presión
exterior que se le está efectuando, y principalmente desde el extranjero, pero poco
convencido de lo que está realizando, y procurando entonces brindar pruebas de
credibilidad “, lo que contribuye a las críticas en su contra por comportamiento
“teatral”. Y su ex jefe de inteligencia Montesinos, tampoco parece encontrarse muy
ajeno a lo mismo. En efecto, “desaparecido” y “huyendo” sin que tenga realmente de
qué, excepto del que “debe ser” combatido, ni siquiera su caída en desgracia
resulta completamente segura. Y, además, luego que retornara al país de una
manera en que difícilmente se podría encontrar algo ilegal, sin que existiera
ninguna orden de detención en su contra -hecho que él mismo se encargara de
certificar desde Panamá , haciendo expedir una disposición a la Fiscalía General de
la Nación, de que no existía orden de detención en su contra, y que ésta respondió
en efecto así, -según informa EL PAÍS- Vladimiro Montesinos no tiene en realidad,
de qué temer francamente, excepto de que aparentemente hay que dar el gusto a
los que claman en contra de él.
La Casa Blanca -que sigue constituyendo siempre un factor decisivo- permanece a
todo esto en estado de alerta. “Todo movimiento para alterar el orden constitucional
-declararía el vocero de la Casa Blanca, Jake Siebert el lunes- va a conducir al
aislamiento del Perú.” En igual forma, habiendo ocurrido el regreso de Montesinos
al país con el pleno acuerdo del Presidente, -desde el momento que el mismo
Montesinos señalara que su viaje de retorno fue organizado precisamente por el
embajador oficial de Perú en Panamá- la oposición entre ambos, tampoco se
podría haber transformado en algo dramático solamente en las últimas horas.
El juego parece denominarse, entonces, “ hacer como que se está cumpliendo con
lo que se demanda”. Quizás sin estar plenamente convencido de ello y
reservándose para alguna próxima oportunidad más favorable que ha de venir.
También se había prometido desmantelar el anterior Servicio de Inteligencia que
dirigiera Montesinos, pero no parece tampoco ser éste el caso, cuestión de la
cual se quejaría el delegado civil, Marcelo Rubio, encargado de poner en práctica
esa reorganización, quién amenazara con renunciar al ver la falta de auténtica
voluntad de poner tal cosa en práctica. En cambio, el servicio de inteligencia,
parece haber trasladado solamente su residencia a la ciudad de Cañete, al sur de
Lima, donde mantiene toda la estructura que lo caracterizara anteriormente bajo la
dirección de Montesinos.
En fin, probablemente la batalla aparente entre los dos asociados principales del
régimen, continuará para dar el gusto a los asistentes al espectáculo, pero
apuntando a que, el que hace el papel de “el bueno”, Fujimori, y hasta “el malo”,
Montesinos, queden revestidos de una cierta acreditación democrática, que les
permita poder participar en las luchas democráticas que han de sobrevenir en el
Perú a futuro. Y quizás con ello, obtener una base para la candidatura a
Presidente de Fujimori, también a futuro, pues, en el curso de los actuales eventos
semi teatrales, tampoco puede decirse que el apoyo popular hacia al actual
Presidente haya decrecido del todo.
Mientras tanto, el modo como han seguido desarrollándose los acontecimientos,
continua satisfaciendo el gusto de Washington, en donde, -como señalara
EXPRESO de Lima en su edición de hoy dia-, el portavoz del Departamento de
Estado Phillip Reeker, declararía, en relación a lo mismo, que, “al reasignar, dar de
baja o detener a militares que aparentemente apoyaban al jefe de inteligencia
Vladimiro Montesinos, Fujimori está demostrando que éste último ya no disfruta de
ninguna posición oficial ni influencia dentro del gobierno” Pugna aparente quizás, y
cuyo aspecto de realidad habrá que tratar de reforzar al costo que sea-, en cualquier
caso el Perú enfrenta una realidad siempre decisiva y que con toda seguridad se
reflejará en el tipo de orden político que se deberá construir a futuro.-
RAL
Heidelberg, (Alemania)
27 octubre 2000