CATÁSTROFE POR CALENTAMIENTO
CLIMATICO
Por Rolando Arturo Leiva
6 abril 2001
Hiedelberg (Alemania) - El rechazo aparentemente final de los EEUU a ratificar el
pacto de Kyoto, -destinado a regular el problema del calentamiento del clima a
consecuencias de los gases llamados “greenhouse”-, ha abierto un período de
incertidumbre ya no sólo en las relaciones políticas entre los EEUU por un lado y
Japón y Europa por otro. Más importante aún, ha abierto también un período de
incertidumbre sobre lo que debe esperar a la Tierra en el próximo futuro, por no
existir ya ninguna política destinada a evitar los efectos cataclísmicos que puede
llegar a tener la alteración violenta de los climas, por obra del calentamiento de la
atmósfera ya comprobada.
En el plano político, tanto en Japón -país que fuera el huésped en la Conferencia de
Kyoto- así como en las principales capitales europeas, la semana pasada el ánimo
ya sería francamente de agravio por la decisión norteamericana,
-comunicada además oblicuamente-, de retractarse de sus compromisos anteriores,
suscritos por la administración precedente a la actual. Dentro de Europa, tanto
Chirac como el Canciller alemán Schroeder, ya habían dirigido sendas cartas al
Presidente Bush a propósito de otro retroceso norteamericano de una política de
protección ambiental, como era la de la reducción del dióxido de carbono (Co2). La
visita del Canciller Schroeder a Washington, el jueves pasado, era considerasda
además una forma en que los 15 países miembros de la Unión Europea querían
hacer presente -y de manera cada vez más enfática- su inquietud por la política que
está siguiendo la actual administración al respecto.
Por otra parte, la medida norteamericana de no ratificar el acuerdo de Kyoto,
-siendo que ese país produce el 25% de los gases que contaminan la atmósfera,
poseyendo en cambio apenas el 4 % de la población mundial- ya era difícil de
defender aún para los círculos norteamericanos en Europa, como por ej. el periódico
INTERNATIONAL HERALD TRIBUNE, en el cual, uno de sus comentaristas,
escribiría la semana pasada, que la actitud de Bush y su administración estaba
provocando “asperos comentarios a través de toda Europa de que los EEUU se
están comportando como una arrogante superpotencia que se coloca por encima de
la necesidad de hacer sacrificios económicos en beneficio del ambiente en el
mundo”.
Al mismo tiempo, una de las personalidades políticas que resulta más agraviada por
la decisión norteamericana, resulta ser, impensadamente, el primer ministro
británico Tony Blair, que en términos a menudo dramáticos y apasionados, haría
pública una carta en diversos medios europeos -aún antes de anuncio
norteamericano- denunciando las proporciones gigantes que puede llegar a tener
para el planeta a corto plazo el ritmo actual de alteración de los climas mundiales.
Para Blair, existe ante todo un hecho demográfico básico que expresa de manera
palpable la alteración general que se está ocurriendo en la Tierra, al poner como
ejemplo que durante la infancia de sus padres, la población mundial llegaba a tres
billones de habitantes, en circunstancias que, durante la vida de sus hijos, superará
los 9 billones. Blair sostiene entonces, que las fotografías de los satélites están
mostrando que el 10% del hielo que existía en los años 60, ya ha desaparecido.
Durante el siglo pasado -dice Blair- se produjo además el mayor aumento de la
temperatura del planeta en los últimos diez mil años. Además, el año 2025, -
continúa Blair- dos tercios de la población mundial se verán enfrentados al problema
de la carencia de agua, debido a la extensión alcanzada por la sequía mundial,
producida en parte, también por la desaparición de los bosques. Pero los cambios
climáticos -agrega Blair- también se manifestarán en la forma contraria, conduciendo
a inundaciones y precipitaciones cada vez más repetidas y generales. Hacia el
2080, gran parte de la selva tropical de Africa y Sud América ya no existirán más.
Simultáneamente, aumentarán y se difundirán más rápidamente las enfermedades, y
un número cada vez más creciente de especies animales y vegetales seguirán
extinguiéndose.
Opina Blair que, “considerar estas previsiones un alarmismo exagerado, sería de
irresponsables. Representan las opiniones de ilustres científicos. No podemos
ignorarlas”, termina diciendo. Para Blair, el protocolo de Kyoto representaba “el faro
que ilumina la diplomacia a nivel mundial”, a pesar de reconocer después que “si
todos los países se ponen de acuerdo, hacia el año 2008-2012 se reducirá apenas
un 5% de la emisión de gases en relación al año 90”. Para evitar el calentamiento
del clima, concluye entonces Blair, habría además que “reducir las emisiones de
óxido de carbono en un 60%”.
A principios de este año, un panel de la ONU integrado por algunos de los más
eminentes meteorólogos que existen, reiteraría, por último, que el calentamiento
general del clima puede considerarse en primer término un hecho ya comprobado y
seguro. En segundo lugar, que efectivamente puede alcanzar proporciones
equivalentes a un cataclismo mundial. Por último, que el ritmo de calentamiento
climático está ocurriendo más rápido que todo lo que se había previsto.-
RAL
Heidelberg, Alemania
6 abril 2001
(Una versión de este artículo fue publicada en el periódico digital Primera Línea, de
Santiago de Chile, bajo el título de Catástrofe por Calentamiento Climático,por
Rolando Arturo Leiva desde Heidelberg, 8 de abril 2001)