PANORAMA CONFUSO SOBRE LA
INMIGRACION SE EVIDENCIA EN EUROPA


Por Rolando Arturo Leiva
julio 6 de 2001


Heidelberg (Alemania) - La falta de una sola política sobre la inmigración en
Europa, así como la existencia de políticas contradictorias en este sentido, ha
continuado volviendo a éste un tema de alto interés público, cuestión que es posible
de apreciar tanto en relación al conjunto de Europa, como a nivel de cada país.
En Inglaterra por ejemplo, -a menudo señalado como un “país-objetivo” de la
inmigración, en contraposición a los denominados “países frontera”, que son
principalmente Alemania, Austria, Italia y España- los resultados electorales
obtenidos por el BNP (Partido Nacional Británico), -considerado de raíces fascistas y
política claramente racista-, han venido a demostrar que este partido parece haber
llegado a extraer significativos dividendos político de los graves incidentes de
violencia racial ocurridos en el último tiempo.


La propaganda del BNP -señala, por ejemplo, una testigo de la ciudad de Burnley,
en el norte, escenario de incidentes de violencia racial al igual que Oldham, a 32
kilómetros de distancia-, ha producido que ahora “los blancos estén obsesionados
con la idea de que los pakistanos se lo están tomando todo”.


Probablemente como resultado de aquellos incidentes, el BNP llegaría a obtener en
la elección general del 7 de junio pasado, la más alta votación de su historia en
Oldham, un 17,4%, lo que le permitió obtener por primera vez, un asiento en la
Cámara de los Comunes, aparte de haber obtenido un 11,3% en Burnley y
porcentajes de un 3 a un 5% a lo largo de todo el país.


De acuerdo a los portavoces de ese partido, su política consiste, primero, en que “los
blancos deben luchar por su herencia; segundo, la sociedad multiracial debe ser
desmantelada, y tercero, a los no blancos se les debe otorgar incentivos económicos
para que regresen a sus países”.


Otros responsables de ese partido en Burnley, estiman asimismo que las
características de la politíca oficial gubernamental hacia las relaciones raciales,
constituye, sólo “una máquina de propaganda masiva designada para hacer que la
gente se sienta culpable por querer preservar su identidad racial y cultural”,
sentimiento que, entonces, a juicio del partido, debe ser animado y promovido en
todo momento.


Sin embargo, de los 15 países miembros de la Unión Europea, es Alemania el
país donde se aprecian, hasta ahora, las mayores dificultades y zigzageos para
definir una política hacia la inmigración, lo cual no deja de ser significativo teniendo
en cuenta el carácter de la tradición histórica existente en ese país.


En primer término, si bien la definición oficial señala que Alemania no es un país
“para inmigrar a él”, esta definición encuentra muchas dificultades de aplicarse
en un país que cuenta en estos momentos con el mayor número de extranjeros de
toda Europa, ascendentes a la cifra de 7,3 millones.


En segundo lugar, Alemania dispone de una población de 82 millones de
habitantes, pero perderá, a causa de la caída de la tasa de natalidad, en los
próximos 50 años, un procentaje de población cercano al 25% de su población,
equivaliendo esto, en términos netos, a la cifra de alrededor de 20 millones de
personas menos.


En tercer lugar, los más importantes representantes de la industria alemana han
hecho saber con fuerza su opinión de que, para mantener los niveles de
productividad actuales -y del cual se extrae el alto nivel de vida de este país-, se
precisa admitir una cantidad no inferior a 200 mil trabajadores calificados por año.
El tema ha venido a cobrar otra vez actualidad a raíz de haber hecho públicas sus
conclusiones y recomendaciones ayer miércoles 4 de julio, una Comisión que fuera
formada por el actual gobierno e integrada por 21 personas entre políticos,
representantes religiosos y de sindicatos, y que fuera presididad por la ex Presidente
del Parlamento (Bundestag), la politico del CDU, Rita Süsmuth.


El verdadero sentido del trabajo de la Comisión ha sido, sin embargo, emitir
recomendaciones que, aunque todavía se encuentran por debajo de las necesidades
existentes, permitan al gobierno obtener un acuerdo con el principal partido
opositor, la CDU, a fin de formular una política de inmigración conjunta. Pero a esto
se ha apresurado a responder la Presidenta de la CDU, Angela Merkel,
diferenciando otra vez la política de su partido de las recomendaciones de la
Comisión, -a pesar de que ambas diferían en muy pocos aspectos-, gesto destinado
con seguridad a mantener una política de inmigración propia y contraria al gobierno,
lo que dará con toda probabilidad lugar otra vez a la acusación de que ese partido
anima a la población alemana contra los extranjeros, esperando ante todo obtener
con ello dividendos políticos.


En su parte central, la Comisión recomienda la aceptación de 20 mil trabajadores
calificados por año a los que se otorgarían visas por cinco años y 10 mil visas
adicionales para empresarios y estudiantes.


Rita Süsmuth, explicando las conclusiones de la Comisión en conferencia de prensa,
agregaría: “Alemania necesita inmigrantes y debe mirar hacia ellos como un
elemento enriquecedor de la sociedad. Pero mientras los extranjeros se sientan
solamente tolerados en nuestro país, éste no va a ser atractivo para ellos. Somos en
realidad un país “de inmigración” y esto no empieza recién ahora sino ya hace un
buen tiempo”.


Complicando sin embargo a menudo este cuadro, se encuentra el hecho de que,
de acuerdo a fuentes oficiales, el año 2000 ocurrió un aumento de un 59% de
delitos tanto de extrema derecha contra los extranjeros, como de delitos antisemitas
y de delitos racistas en general. Más importante aún, es que el Consejo de Europa -
organismo no perteneciente e independiente de la Unión Europea- haría pública una
declaración, el martes 3 de julio pasado, expresando encontrarse “profundamente
preocupado por el racismo y el antisemitismo en Alemania y por una atmósfera de
intolerancia y apatía hacia los ataques racistas”. El Consejo de Europa agregaría
que a esto, se unen “las percepciones introducidas a la esfera pública contra los
extranjeros y su lugar en la sociedad alemana así como las políticas discriminatorias
y prácticas que refuerzan el racismo y el antisemitismo”. La declaración recibiría
amplia publicidad en toda la prensa europea y alemana. Para el Consejo de Europa,
las esferas principales donde se expresa el racismo en Alemania, serían la vivienda,
la educación y el empleo.


Finalmente, en un nuevo episodio relacionado con este tema, frente a las costas
de Calabria en Italia, una fragata de ese país, remolcaría al puerto de Crotone al
navío Ammovil que se encontraba a la deriva, llevando en su interior un cargamento
de 600 personas en su mayoría, kurdos, turcos e iraquiés. Italia es considerada la
principal vía de entrada de la inmigración ilegal hacia el resto de Europa y ello
seguramente conducirá a la repatriación inmediata de todos los se encontraban a
bordo del barco.


RAL
Heidelberg, Alemania,
6 de julio 2001


(Una versión de este artículo fue publicada en el periódico digital Primera Línea, de
Santiago de Chile, bajo el título de Inmigración en Europa: Panorama Confuso, por
Rolando Arturo Leiva desde Heidelberg, 8 de julio 2001)